Apenas el 8% de las personas ocupadas en Canarias teletrabajan. Este dato posiciona al archipiélago como la comunidad autónoma con menor implantación del teletrabajo en todo el país. Así lo refleja el último estudio del Grupo Adecco, que también señala un retroceso del 1,6% respecto al mismo periodo del año anterior, en contraposición a la tendencia nacional.

Frente al 14,4% de media estatal, o cifras como el 25,5% de Madrid y el 15,8% de Cataluña, las Islas quedan rezagadas en esta modalidad de trabajo. Pero, ¿por qué? Montse Cosano, secretaria de Acción Sindical de CCOO Canarias, explica que la raíz de esta situación se encuentra en la estructura productiva de las islas. 

Sector servicios

“Más del 40% de la población ocupada trabaja en sectores donde el teletrabajo es prácticamente imposible, como la hostelería, el comercio, la construcción o el campo”. A su juicio, esta fuerte presencialidad marca una barrera clara frente a otras regiones donde predominan los empleos de oficina.

Asimismo, considera que en el Archipiélago hay una escasa cultura empresarial respecto al trabajo remoto: “Los empresarios en Canarias aún no están concienciados con la productividad del teletrabajo. Falta confianza, y muchas veces no se invierte en herramientas digitales ni en condiciones adecuadas para su implementación”. Este déficit se traduce en falta de equipos, plataformas, medidas preventivas y una débil cultura de desconexión digital. 

Potencial no explotado

A pesar del limitado desarrollo, los datos recabados por CCOO muestran un potencial no explotado. Según la Encuesta de Población Activa (EPA), un 18,5% de los ocupados canarios podrían teletrabajar por el tipo de tareas que realizan, aunque no lo hacen. 

Si se sumaran estas personas al 8,2% que ya lo hace, el Archipiélago alcanzaría niveles similares a la media nacional (27,6% frente a 33,5%).

Conciliación 

Uno de los argumentos habituales en favor del teletrabajo es la mejora de la conciliación entre la vida personal y profesional. Sin embargo, desde CCOO Canarias advierten del “efecto espejismo”.

“El teletrabajo se presenta como una vía para conciliar, especialmente para las mujeres, pero en la práctica no lo es. Estás en casa, cuidando y trabajando a la vez, en soledad. Asumes más carga, no menos”, afirma Cosano, quien considera que la verdadera conciliación debe partir de las empresas y no del hogar.

Asimismo, la sindicalista indica que el teletrabajo conduce al aislamiento en cierta medida, pues “muchas personas pierden el contacto con la empresa y sus compañeros”, por lo que “terminan abandonando esta modalidad”. 

Nivel nacional y europeo

Desde el sindicato no se muestran muy optimistas con respecto a una mejora sustancial en el corto plazo. “Puede que veamos algún aumento, pero no nos pondremos a la altura del resto del país por nuestros sectores. El cambio no será destacable”, concluye. 

En este sentido, aunque la tendencia en España con respecto a esta modalidad laboral es al alza, los datos españoles no llegan a la tasa media de la Unión Europea. En la UE, la tasa media de teletrabajo fue del 24,1% en 2024, casi 10 puntos por encima de España. Países como Países Bajos (49,9%) marcan la referencia, mientras que España apenas supera a economías como la búlgara.