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Cerdos Blancos|ASAJA

Los cerdos blancos de Canarias también deberán tener aire acondicionado y juguetes antiestrés

Canarias adapta sus granjas porcinas a la normativa europea para mejorar el bienestar animal, controlando ruido, ventilación, espacio y purines, sin que se perciba demasiada incidencia en las explotaciones tradicionales de cochino negro al aire libre

Desde el pasado 8 de marzo, las granjas porcinas de Canarias, al igual que las del resto del país, han tenido que adaptarse al Real Decreto 159/2023, que obedece a la normativa europea y que persigue mejorar el bienestar animal y la eficiencia productiva.

Los principales aspectos pasan por la limitación del ruido al que pudieran estar sometidos los animales, contar con sistemas adecuados de ventilación, calefacción o refrigeración para evitar el estrés térmico en explotaciones de gran capacidad -superiores a 5,1 Unidades de Ganado Mayor (UGM)-; disposición adecuada de comida y bebida, así como de espacio para descanso y cuarentena, además de registros mensuales de niveles de amoniaco y CO2

Canarias cumple la legislación

Por lo general, casi todas las granjas de porcinos cumplen en las islas con las normativas vigentes, lo que garantiza el bienestar de los animales, ya se trate de granjas de cerdos blancos o del cochino negro canario, que se cría prácticamente al aire libre.

Fidel Pérez, veterinario y propietario de explotación ganadera de cochino negro, comenta a Atlántico Hoy, que todo lo que mejore el bienestar de los animales no puede ser tratado como una frivolidad porque “todas las medidas tienen una razón de ser detrás, no se trata de legislar por legislar. Se trata de potenciar y mejorar aspectos de bienestar animal”.

Objetivos de la normativa

La normativa, además del bienestar de los animales, busca reducir la contaminación, mejorar la calidad del aire y minimizar impactos ambientales mediante sistemas eficientes de ventilación natural o forzada. La ventilación natural aprovecha corrientes sin equipos mecánicos, siendo más económica pero dependiente del clima. 

La ventilación forzada utiliza ventiladores y sistemas mecánicos, ideales en zonas extremas pero con mayor consumo energético. Es fundamental mantener la temperatura dentro de rangos adecuados mediante sistemas de calefacción o aire acondicionado, especialmente en zonas con climas extremos.

Juguetes antiestrés

Los cerdos, ante situaciones de estrés (producidas por falta de estímulos ambientales o la competencia por alimentos, agua, espacio y otras necesidades básicas) pueden sufrir caudofagia, también conocida como mordedura de cola, un comportamiento anormal en el que el cerdo muerde la cola de otros cerdos, llegando a producir graves lesiones.

Con el fin de evitar esta agresividad, la normativa europea exige la provisión de objetos que estos animales puedan manipular con el hocico y la boca, reduciendo el riesgo de acumulación de estrés que desemboque en violencia dentro del grupo.

Salud y bienestar

Explica Fidel Pérez que en Canarias la aplicación de la normativa por los ganaderos de cochino negro no afecta prácticamente a nada porque se ha cumplido prácticamente desde siempre. “Este modelo de explotación se aleja un poco del modelo industrial: los animales se crían al aire libre y en condiciones que potencian el bienestar animal”, asevera.

Pérez, veterinario y ganadero, manifiesta que en las explotaciones de cochino negro no necesitan contar con juguetes antiestrés porque ya el entorno en el que habita el porcino es su propio juguete, “con elementos de juegos naturales”, tales como la tierra que les permite escarbar o la propia pinocha que les sirve de cama vegetal, “que utilizan a modo de exploración y juego”.

Explotación intensiva 

En el caso de granjas de explotación intensiva de cerdo blanco sí existe la obligatoriedad de poner juguetes o elementos de exploración, aunque, matiza el veterinario, “en las islas se cumple con esta normativa mucho antes de que se produjese el cambio”, contemplándose densidades de animales que están por debajo de lo que establece la normativa, “dando más espacio a los cerdos y reduciendo la carga ganadera de la explotación”.

En cualquier caso, explica el veterinario que en las Islas podría surgir un posible problema en aquellas granjas que se deban adaptar a la normativa reduciendo la densidad ganadera, debido a que la legislación no les permite construir para ampliar la granja, con lo que tendrán que retirar animales.

Posible afección en economía y empleo

A prácticamente nadie se le escapa que si una granja debe reducir el volumen de su ganado para adaptarse a la normativa, esto implica retirada de producción, reducción de beneficios y, por consiguiente, tal vez merma en el número de empleados.

“Una granja que tiene que mantener su personal y va a contar con menos animales para comercializar porque no le caben, evidentemente se va a ver perjudicada”, apunta Pérez. Sea como sea, en este supuesto los ganaderos de granjas de cerdos se encuentran ante un problema territorial y administrativo

Condiciones del suelo 

El diseño debe evitar contacto prolongado con desechos mediante sistemas eficientes de drenaje, esto es, los responsables de las granjas deberán minimizar el contacto de los cerdos con la orina y el estiércol, asegurando un área de habitabilidad en las mejores condiciones.

Cada cerdo debe tener acceso a áreas limpias, secas y confortables para descansar. Además, se recomienda proveer materiales masticables y juguetes antiestrés para fomentar comportamientos naturales y reducir agresividad. Por otro lado, se prohíben ciertos procedimientos invasivos como el raboteo o la castración salvo que se trate de una recomendación veterinaria.