El cultivo de cannabis podría crear "aproximadamente 50.000 puestos de trabajo" en Canarias

Atlántico Hoy entrevista a Antonio Inurria, fundador de la empresa de consultoría Consulting Cannabis Canarias, especializada en la industria del cáñamo y el cannabis medicinal

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Antonio Inurria, fundador de Consulting Cannabis Canarias./ AH
Antonio Inurria, fundador de Consulting Cannabis Canarias./ AH

En un ciclo económico como el actual, donde el sector primario de Canarias encuentra inmensas dificultades para posicionarse en el mercado global debido a la competencia ejercida por los países productores de Sudamérica, el cultivo del cannabis Sativa L. surge como una nueva oportunidad de negocio además de las que encontramos históricamente en el cultivo del plátano, el tomate o la papa y también para revitalizar este maltrecho sector del Archipiélago.

Así lo cree Antonio Inurria, fundador y director de la empresa de consultoría asesoría Consulting Cannabis Canarias, la primera consultora especializada en este sector de las Islas. Según estimaciones objetivas y estudios en los que han trabajado, una previsión moderada de un cultivo de 5.000 hectáreas de Cannabis medicinal repartidas por todas las islas "podría crear aproximadamente 50.000 puestos de trabajo" y alrededor de 10.500 millones de euros en ingresos para la región.

Inurria y su equipo han identificado importantes líneas de negocio para el desarrollo de esta industria en las Islas, intentando desestigmatizar la imagen que se tiene de esta polivalente planta, que dispone de un amplio abanico de usos que en Canarias se podrán explotar.

Cannabis medicinal

Representa la imagen más conocida de la planta, el cual, por su alto contenido en fitocannabinoides como el THC -principal componente psicoactivo del cannabis- o CBD -destacado antiinflamatorio- es usado para paliar dolencias a personas con diversas patologías y también para su uso recreativo.

Como afirma Inurria, es un producto con el que se puede trabajar desde nuestro país “siempre y cuando se cuente con múltiples requisitos de seguridad, el respaldo de una farmacéutica y que la totalidad del producto este vendido previamente además de que se exporte fuera de España”, para lo que se necesita una licencia de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), que la otorga si se cumplen todos los requisitos.

Esta autorización es muy difícil de conseguir en la actualidad, con un porcentaje de éxito menor al 20%. Según Inurria, “para conseguir la licencia hay que tener ya el laboratorio montado, unas salas blancas donde procesar el producto, y, sobre todo, es imprescindible tener un contrato cerrado de compraventa con alguna empresa farmacéutica”. Las tasas y los gastos derivados elevan la cifra inicial para que nazca el proyecto de unos 150.000 euros.

Desde ahí la inversión inicial se tasa en 3 millones de euros, necesarios para “bunkerizar” el cultivo debido al alto valor económico del mismo. Por ello considera que son las grandes farmacéuticas, como Bayer o Johnson & Johnson, las que terminarán instalándose en Canarias, creando filiales de sus empresas en las islas para acogerse a las ventajas de la Zona Especial Canaria (ZEC), que solo tributa el 4% del Impuesto de Sociedades con una inversión mínima de 100.000 euros y cinco trabajadores contratados, y de la Reserva de Inversiones de Canarias (RIC), figura muy atractiva para la reinversión en instalaciones y puestos de trabajo.

Cifras aproximadas

Las cifras con las que trabaja el PROYECTO 5000 elaborado por la Consulting Cannabis Canarias hablan del uso de 5.000 de esas 20.000 hectáreas para el cultivo del cannabis.

Si se dividiese ese terreno en 50 hectáreas para 100 empresas, “que las hay”, como afirma Inurria, con solo una se pueden producir (en Canarias) de cuatro a seis cosechas anuales (en países como Portugal, volcados con esta industria, se consigue una), y por cada cosecha se pueden obtener de cinco a diez toneladas.

Haciendo un cálculo medio para una sola hectárea, si se obtienen cinco toneladas en seis cosechas serían 30 toneladas o 30.000 kilos, que multiplicados por 50 hectáreas y, a su vez, por 100 empresas daría un total de 150 millones de kilos. Marcando un precio de adquisición de 1 euro el gramo (si bien el mínimo suele estar en tres) estaríamos hablando de 150.000 millones de euros al año, de los cuales el Gobierno de Canarias recibiría directamente un 7% de IGIC, 10.500 millones, además de otros impuestos indirectos.

Según Inurria, el negocio es tal que “la demanda de las plantas de cannabis en California es superior a la de energía de España”, con países receptores como Canadá, el principal en la actualidad, Alemania, Suiza o Reino Unido. “También Italia, pero ellos van más al cáñamo porque allí lo pueden procesar”.

Condiciones óptimas

En la consultora estiman que “en Canarias se dan todas las condiciones para el cultivo, porque tenemos hasta 18 horas de fotoperiodo estable, luz solar todo el día, que es el recurso que más demanda esta planta y que se corresponde con los valores de sostenibilidad que acompañan a este tipo de cultivo y que exigen cada vez más los compromisos internacionales europeos”.

Según el último estudio de Plan de Cultivos de Canarias, del año 2016, solo en la isla de Tenerife hay 20.000 hectáreas de cultivo abandonadas, todas privadas, que han quedado sin uso por la falta de rentabilidad. Según Inurria, “sólo con 5.000 se podría abastecer a una industria necesitada de productos”.

Otra de las ventajas es la Zona Franca de Tenerife, “que permite colocar esta mercancía en cualquier parte del mundo que también tenga zona franca sin impuestos jurídicos documentados y sin estar justificando los distintos protocolos de entrada y salida porque te lo validan aquí y solo se cruzan los datos”.

Creación de empleo

Los nuevos puestos de trabajo son una de las potenciales virtudes de esta nueva industria. Según el proyecto redactado por Consulting Cannabis se estructuraría en las diferentes actividades del proceso.

Se comienza con la explotación de cultivo de la planta, tras ello habría otra para la extracción, un departamento de I+D y, finalmente, la comercialización de productos. Todo esto dentro de la primera línea de negocio.

Teniendo en cuenta que un cultivo dura, de media, cinco meses, explica Inurria que “solo una hectárea de cannabis medicinal supone 20 empleados de media, sin contar los efectivos de seguridad o transporte, además de 10 empleos más para las salas blancas donde se procesa el producto”.

Es una industria que requeriría mano de obra local, por lo que se habilitaría una bolsa de empleo con el apoyo del Cabildo de Tenerife con un periodo de formación de dos meses, uno de teoría y otro de práctica, que no necesita conocimientos previos. Por su parte, “los perfiles más técnicos serían aportados en gran medida por la Universidad de La Laguna gracias a potenciales acuerdos de colaboración con las respectivas empresas”, “Esto esta encaminado a la profesionalización del sector”.

Cáñamo industrial

Para el responsable de Consulting Cannabis el cáñamo es otra opción atractiva (“por cada 50 cultivos de cáñamo hay uno de cannabis”) y requiere una inversión completamente distinta al cannabis medicinal. “Es una inversión dedicada a la obtención de materias primas: semillas, fibras y otros recursos muy necesarios como sustitutivos del papel o de ladrillos”.

Para ello serían necesarias plantas de procesado que convirtieran estas materias primas, lo cual considera Inurria que es muy interesante poner la mirada en África “porque en la actualidad tienen una gran cantidad de cáñamo que quiere entrar en Europa pero sólo puede hacerse a través de plantas de procesado específicas, las cuales podrían estar en Canarias”.

Cuenta desde la consultora que será “uno de los grandes protagonistas de los próximos años porque va a ser el gran sustitutivo del papel y República Checa se ha posicionado como su gran receptor para la extracción y transformación”.

Consulting Cannabis Canarias

El fundador de la empresa comenta que llevan ya trabajando en el sector cerca de 10 años, si bien “un poco menos” bajo el nombre actual. “Somos una consultora ‘llave en mano’ con un grado de exclusividad porque tocamos todos los palos. Realizamos todo el servicio desde el principio, incluso el branding y el posicionamiento”.

Han realizado trabajos para grandes farmacéuticas y también para agricultores privados locales interesados por este modelo de negocio. “Nos llegan muchas consultas, y a veces tenemos la sensación de que no damos abasto”.

Lo próximo es montar una cooperativa e implicarse en encontrar nuevos modelos de negocio para “darle ese impulso a la profesionalización de este sector que puede llegar a ser muy importante para Canarias”.