Prácticamente casi todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos visitado un mercadillo, feria o puesto ambulante, resultando de ello una experiencia agradable, indiferente o para no volver a repetir.
A lo largo de la geografía española, el comercio ambulante puede llegar a suponer un atractivo turístico más del lugar, un garante de excelencia comercial o un lugar al que acudir a buscar aquello que no encuentras en el comercio tradicional. En este sentido, y buscando posicionar en el mejor lugar al comercio ambulante canario, desde las Islas ya se trabaja en ello.
Despoblamiento y brecha digital
Por otro lado, el despoblamiento de diferentes municipios y la brecha digital existente en gran parte de la ciudadanía canaria, sobre todo personas mayores que no pueden ayudarse de la tecnología para comprar a través de internet, la venta ambulante constituye el recurso que acerca la oferta a la demanda, fortaleciendo vínculos sociales que van más allá de la mera transacción económica.
El comercio ambulante evoluciona y se posiciona como alternativa de empleo, de mejora de las economías familiares, de deslocalización de grandes superficies y de los mercados de abastos, profesionalizados y repletos de exquisiteces para paladares exigentes. El comercio ambulante ofrece cercanía, fortificando relaciones más personales y directas.
Oportunidades
Teniendo en cuenta las bondades y oportunidades que ofrece el comercio no sedentario, entre las que se encuentra -además de las expuestas anteriormente-, la comercialización de productos de km 0 y la cohesión territorial, también es necesario señalar como una debilidad no contar con una marca y la nula actualización de las ordenanzas municipales pertinentes.
Partiendo de lo expresado -y de las necesidad de establecer un contexto normativo que recoja las singularidades de Canarias y sus diferentes municipios-, expertos nacionales han disertado en el Tenerife Espacio de las Artes (TEA), sobre la exigencia de dotar al comercio ambulante de una marca que lo posicione, así como de un marco normativo que garantice seguridad para comerciantes y visitantes, calidad durante la actividad comercial y excelencia como experiencia vital.
Marco normativo
En relación al marco regulador de la venta ambulante, y a las opiniones sobre su obsolescencia, Alejandro Antela Martínez, secretario de la Administración Local, en el Ayuntamiento de Neda, y Doctor en Derecho, explicaba que el propio Estatuto de Autonomía de Canarias ya reconoce las competencias de la Comunidad Autónoma referidas al comercio ambulante, “en ferias interiores siempre que no tengan una dimensión internacional”.
En cuanto a la regulación legal y posibles vacíos normativos por las circunstancias propias de movilidad de este comercio, el experto en Derecho ha indicado que “donde un vendedor ambulante ejerce su actividad es su establecimiento comercial, de acuerdo con la legislación civil y mercantil”, desechando por completo el concepto de que un vendedor ambulante es “alguien que está en la vía pública” sin estar sujeto a una regulación.
Mejora de las ordenanzas municipales
La venta ambulante se ejerce en espacios de la vía pública, pero también puede realizarse en solares (propiedad privada) o en lugares debidamente acreditados con actuaciones perfectamente delimitadas que pasan por contar con la pertinente licencia para el desarrollo de la actividad.
La regularización moderna de la venta ambulante debe tener en cuenta actuaciones que favorezcan la lucha contra el reto demográfico y la brecha digital, el establecimiento de títulos habilitantes que favorezcan este tipo de comercio, promoción efectiva en defensa de la competencia y un registro de comerciantes ambulantes.
La importancia del entorno
El desarrollo de esta forma de comercio no tradicional debe ser sinónimo de mejora y calidad de los espacios públicos, garantizando cuatro ejes fundamentales recogidos en seguridad, funcionalidad, comodidad y diseño, tal y como expuso el arquitecto y socio de la Asociación Española para la Gestión de los Centros Urbanos (AGECU), Alejandro Gil Andrés.
Según comentó el arquitecto hablar de ferias o mercadillos ambulantes requiere hacer referencia a una buena localización, accesibilidad universal, contar con instalaciones y dotaciones higiénicas, tener en cuenta la gestión de residuos, una señalética adecuada, servicios complementarios, un buen acondicionamiento climático, una imagen adecuada y una marca o logotipo.
Una marca como seña de identidad
“Los mercados cuentan unas historias, el reto está en que esa historia se escuche y se recuerde”, expuso Carlos Martí, técnico en Marketing y Dirección de proyectos de Gescomer, quien insistió en la idea de que las islas deben posicionarse y contar con una marca o distintivo propio de sus mercadillos que “los convierta en algo único”.
Teniendo en cuenta la globalización y la libre competencia, el técnico en marketing insiste en que las ferias y mercadillos canarios deben redefinir sus potencialidades, identificando aquellos atributos que les posicionan, tales como la tradición, la producción y la experiencia de compra, estableciendo la diferencia con otros lugares y otras opciones.
“Si queremos llegar a nuevos públicos es necesario empezar por el principio: establecer una marca potente”, matiza Martí, incidiendo en la idea de que los mercadillos necesitan redefinir su imagen y unos atributos. “A partir de tener una marca construida se abre un mundo de posibilidades”, subraya.
