El poder de la playa: un piso en primera línea vale lo mismo que un chalet de dos plantas y piscina

El desequilibrio en los precios del metro cuadrado entre los municipios turísticos y los que no lo son alcanza máximos históricos

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Vivienda de uso turístico en primera línea de playa, en Punta del Mar/ WEBTENERIFE.COM
Vivienda de uso turístico en primera línea de playa, en Punta del Mar/ WEBTENERIFE.COM

¿Qué elegiría: un apartamento de 85 metros cuadrados a pie de playa en una de las principales zonas turísticas de Canarias o un chalet de 300, con jardín, piscina y barbacoa en municipio sin gran afluencia turística?

Según está el mercado inmobiliario actual en el Archipiélago, la respuesta es indiscutible: optaría por la primera opción. Algo que está incidiendo cada vez más en las desigualdades, en precios y transacciones, entre los municipios canarios donde predomina el turismo y los que no.

Pese a que los últimos años de la década el sector presentaba cifras de crecimiento, el auténtico boom inmobiliario comenzó tras estallar la pandemia, lo que ha elevado el precio del metro cuadrado en las Islas a sus máximos históricos, impulsado en gran medida por el empuje del mercado extranjero, que en la actualidad realiza casi el 30% de las transacciones.

“Auténticas barbaridades”

El agente inmobiliario y asesor financiero Fran Rojas confiesa a Atlántico Hoy que, dependiendo de la zona y el estado en el que esté se llegan a ver “auténticas barbaridades” en cuanto a las cifras de venta, algo que no se había visto nunca.

Cuenta el caso de un cliente que pagó por un casi 600.000 euros por un apartamento de 85m2 en Los Gigantes. En primera línea de playa, eso sí. “En otro municipio te daría para una vivienda unifamiliar en dos alturas con unos 300 m² y 600 o 700 de parcela. Eso incluye un jardín con su piscina y su barbacoa. Pero claro, no será en un sitio que tenga mucha demanda”.

La cosa difiere si hablamos de viviendas en primera línea de playa pero no en municipios eminentemente turísticos, como Candelaria, donde la demandan de este tipo es alta, lo que hace que prácticamente no pasan tiempo en el mercado y cuestan mucho más que en sus alrededores, pero nunca llegan a alcanzar los precios de localidades como Playa de Las Américas o Maspalomas.

También recuerda el agente inmobiliario la zona de Tenbel, otrora una zona de mucho prestigio en el sur de Tenerife pero que en la actualidad ofrece viviendas por cuatro veces menos precio que en los municipios turísticos.

Máximos históricos

Todos los agentes implicados coinciden en que los precios que se manejan en la actualidad en Canarias se encuentran en máximos, superando con 2.190 euros por m2 y el valor más alto de la serie histórica, que se produjo en mayo de 2007 y se situó en los 2.155 euros, según el portal Fotocasa.

Por su parte, la Sociedad de Tasación publicaba este mismo miércoles su Estudio de la Vivienda Nueva en las Islas, que tasaba el precio del metro cuadrado en 1.689 euros. Tres municipios de Gran Canaria se colocan en el podio de los más caros: Las Palmas de Gran Canaria (1.885 euros por m2), San Bartolomé (1.829 euros por m2) y Mogán (1.803 euros por m2).

Le sigue Teguise, en Lanzarote, con 1.760 euros por m2, y después el primer municipio tinerfeño, el Puerto de la Cruz con 1.676 euros el metro cuadrado. Todos ellos municipios que reciben una gran cantidad de turistas al año.

Santa Cruz de Tenerife (1.599 euros por m2) es el séptimo de la lista, pero registra el mayor aumento del precio durante el último año (6,1%) en el Archipiélago, mientras que en Las Palmas crece el 5,5%. La Laguna establece su precio en los 1.520 euros por m2.

Liderazgo de zonas turísticas

Para Fran Rojas es evidente que hay una diferencia entre los ritmos de ventas en los municipios turísticos y los demás, lo que se nota en el mayor precio -que no deja de subir- y en el mayor número de transacciones que se llevan a cabo.

La clave está en que la compra ahora se ve más que nunca como una inversión, sobre todo para ese porcentaje cada vez mayor de extranjeros (ingleses, alemanes o rusos) que están comprando en Canarias. Personas que disfrutan de su casa durante los meses de más frío en su país y el resto del año lo aprendan como alquiler vacacional, por lo que recuperan una gran parte de la inversión que han hecho.

Todo esto se refleja en la diferencia de precios entre unas zonas y otras que superan con creces los 500 euros, en ocasiones llegando a suponer el una diferencia del 50% entre los municipios no turísticos. A nivel nacional, el informe trimestral de vivienda de CaixaBank Research afirma que el precio del metro cuadrado en la playa es, de media, un 75% más caro que la de las zonas no turísticas, la mayor diferencia en los últimos diez años.

Renta elevada

“Como vacacional se puede sacar una renta muy elevada. Pagas mucho en la compra, pero luego se rentabiliza un montón”, asegura el entrevistado, quien desmiente un mito sobre el poder adquisitivo de los extranjeros al comprar en las Islas, de quienes se dice que pagan muchas transacciones al contado, sobre todo en comparación con los compradores españoles.

“Muchos clientes extranjeros pagan aquí en cash, pero previo crédito en sus países de origen”. Lo atribuye a que desconocen que aquí pueden pedir un crédito. “Por eso no significa que toda la gente que venga de fuera dispone de esas cantidades económicas, eso no es real”.

Lo que sí lo es es que son más ahorradores, según su experiencia. “El español no tiene muchos ahorros y suele cubrir parte de lo que le falta con un préstamo aparte de la hipoteca. Los extranjeros sí que tienen ese capital necesario más los gastos que supone la compra del inmueble”.

No regatean

Otra diferencia que se demuestra en el día a día es que los compradores extranjeros no regatean. “Con un precio cualquiera, pongamos medio millón de euros, el cliente visita la casa y le gusta, paga el dinero que se ha pedido sin negociar. Los españoles somos más del juego de la oferta y la contraoferta”, asegura.

Esto es así salvo cuando aflora el sentimiento de pérdida, un elemento “muy importante” porque ves que una propiedad tiene varias visitas, al cliente si le gusta piensa que si no oferta lo pedido lo puede perder porque el siguiente se lo lleva si paga lo establecido. “En ese caso nos andamos con boberías”.

En medio de este panorama, y con respecto a las voces que claman por una limitación del acceso a la vivienda a extranjeros, Rojas concluye que, según su forma de verlo, es "un disparate” que atenta contra los derechos fundamentales y “podría ralentizar al sector” y dificulta la entrada de dinero en España. “Las ventas son muchas veces a clientes nacionales, que reinvierten en su país, por lo que al final estamos atrayendo riqueza”.