Un mapa del colapso eléctrico ha causado alarma en la mayoría de las comunidades de la Península debido a la saturación de la red. Un miedo que no se ha trasladado a Canarias, que ha quedado al margen de esta crisis. Pero, ¿por qué?
Las principales razones que dejan a Canarias fuera de todo este colapso son que el Archipiélago cuenta con un sistema distinto, con menos presión industrial y una población concentrada que consume sobre todo en servicios y hogares, no en grandes fábricas.
Qué es un colapso eléctrico
Cuando se habla de colapso eléctrico, no se trata de un apagón generalizado inmediato, como el que vivió la Península en abril o los que se han sucedido en La Palma o La Gomera. Este colapso hace referencia a la incapacidad de la red para conectar nuevas instalaciones.
En otras palabras: aunque las luces sigan encendidas, las empresas que quieran instalarse en un territorio o las plantas renovables que quieran empezar a producir no pueden engancharse a la red porque está saturada.
Un sistema aparte
Una de las razones por las que Canarias no se encuentra dentro de este colapso se debe a que cada isla funciona como un sistema eléctrico independiente — salvo Lanzarote y Fuerteventura que lo comparten como hermanas —. Esto permite un control más directo de la generación y distribución de la electricidad.
Según datos de REE, la disponibilidad de la red de transporte eléctrico en Canarias ha sido cercana al 98,7% en 2024, es decir, tiene el margen suficiente para absorber la demanda actual. En comparación, en la península más del 80% de los nudos de la red están saturados, lo que ha disparado las alarmas sobre la imposibilidad de conectar nuevas inversiones.
Falta de industria
Asimismo, juega un papel importante los sectores económicos a los que están enfocadas las Islas. La economía canaria se apoya sobre todo en el turismo, la hostelería y el comercio, sectores que no requieren tanta potencia.
La presión eléctrica se concentra en especial en comunidades con economías dedicadas a las industrias electrointensivas, como es el caso del País Vasco, enfocado a la siderurgia, el refino, la química y la automoción, industrias que necesitan conexión a redes de media-alta y alta tensión. En el Archipiélago, la mayoría de las empresas están conectadas a redes de baja y media tensión, lo que reduce la posibilidad de sobrecargas.
Concentración de la población
La población canaria se concentra principalmente en Tenerife y Gran Canaria, lo que permite una gestión más eficiente del suministro y la planificación de puntos críticos de generación y distribución.
Además, las islas no capitalinas, aunque más vulnerables, cuentan con plantas de respaldo y sistemas de emergencia que aseguran continuidad en caso de incidencias.
Resto de España
En la península, la situación es mucho más complicada. Comunidades como el País Vasco, Aragón, Cataluña y Andalucía están entre las más presionadas por la saturación de la red, debido a la fuerte concentración industrial y la llegada de grandes proyectos, desde factorías de baterías hasta centros de datos.
Según datos publicados esta semana, el 83% de los puntos de conexión a la red están colapsados. Eso quiere decir que no hay espacio para enchufar nuevas inversiones energéticas o industriales en muchas zonas, lo que amenaza tanto el crecimiento económico como la transición hacia energías renovables.
Retos pendientes
No obstante, aunque Canarias no sufra este colapso, no significa que todo esté resuelto. El Archipiélago sigue presentando varios frentes abiertos y retos pendientes, como es la dependencia de los combustibles fósiles, ya que la mayor parte de la electricidad procede todavía de centrales térmicas a base de fuel o gasoil, que además necesitan una modernización.
Pero no todo es un camino de rosas hacia las renovables, ya que dentro de estos retos también se encuentra la falta de almacenamiento, pues no hay sistemas que permitan guardar la energía limpia cuando no se consume, por lo que todo lo que se crea, se pierde.


