Marruecos ha pisado el acelerador en la carrera del hidrógeno verde. En la costa del Sáhara Occidental, junto a El Aaiún, emergen ya las primeras grúas de un parque tecnológico de energías renovables que aspira a convertirse en referente en África y proveedor estratégico para Europa. Allí, el consorcio internacional ORNX, integrado por empresas de Estados Unidos, Alemania y España (entre ellas Acciona y Cepsa), producirá un derivado del hidrógeno verde, el amoniaco, obtenido por electrólisis de agua marina desalada con electricidad solar y eólica.
La inversión prevista ronda los 30.000 millones de euros y ocupará más de 300.000 hectáreas de suelo público. Marruecos se ha propuesto que más del 50% de su matriz eléctrica sea renovable antes de 2030 y ya cuenta con el respaldo de países como Francia, Alemania, Países Bajos o Portugal. Una de las piedras angulares del proyecto pasa por la ampliación y mejora del puerto de Dajla con un objetivo: suministrar a los barcos que lleven el hidrógeno verde a Europa.
¿Y Canarias?
El Archipiélago tiene las condiciones climáticas ideales para competir en este nuevo modelo energético global. Pero carece de una red eléctrica robusta, de interconexión entre islas y de una estrategia de inversión clara.
Los expertos lo tienen claro: Canarias tiene el potencial, pero no el impulso. Joaquín Brito, director de la Plataforma Oceánica de Canarias (PLOCAN), destaca que el Archipiélago puede convertirse en un polo de innovación tecnológica en energías limpias, especialmente por sus capacidades marinas.
“Canarias", subraya Brito, "tiene talento, puertos, experiencia en desalación, fiscalidad atractiva… pero sin inversión no hay futuro. No basta con resolver el problema energético local: hay que pensar en cómo escalar soluciones para el mundo”.
Desde PLOCAN se desarrollan ya proyectos como H2Heat, que permiten cerrar el ciclo completo del hidrógeno renovable, desde la producción hasta su uso. Pero sin una estrategia ambiciosa, su impacto quedará limitado a lo experimental.
La red eléctrica, un freno
Santiago Díaz, jefe de sección del área de Energías Renovables del Instituto Tecnológico de Canarias (ITC), subraya que la infraestructura eléctrica actual no permite escalar.
Explica que el Archipiélago investiga desde el año 2007, por lo que es uno alumno bastante aventajado en conocimientos a nivel europeo. Aún así, detalla que las Islas necesitarían un sistema más potente para estar a la altura de otros lugares del mundo.
Colaboración
La Universidad Politécnica Mohamed VI, que lidera el proyecto en el Sáhara, invitó en octubre del año pasado al presidente de Canarias, Fernando Clavijo, a conocer de primera mano el desarrollo marroquí. Se abre así una posibilidad de colaboración regional estratégica, es hora de pensar en un eje atlántico verde entre Canarias y el norte de África, pero también un aviso: la carrera está en marcha y Canarias no ha salido del pit lane.
Marruecos ha entendido que el hidrógeno verde será clave en la transición energética de Europa, especialmente para los sectores más difíciles de electrificar, como la industria pesada, el transporte marítimo o la aviación. Canarias, en cambio, continúa atrapada entre diagnósticos, informes y parálisis institucional.
Decisión política e inversión
Canarias tiene lo que no se compra: clima, mar, ubicación. Pero sin decisión política ni inversión, quedará fuera del mapa del hidrógeno verde. El Archipiélago podría diversificar su economía, reducir su dependencia energética del exterior y posicionarse en el mapa internacional de las renovables. Pero para eso necesita apostar en serio por el hidrógeno verde, reforzar su red eléctrica y atraer capital.
Mientras Marruecos convierte el desierto en un nodo energético global, las Islas, de momento, miran al mar y se preguntan cuánto más va a esperar para moverse. Canarias tiene todo para jugar en esa liga: clima, conocimiento, talento y posición estratégica. Pero si sigue esperando, otros se llevarán el partido… y el futuro.
Sol, viento y mar. Canarias lo tiene todo. Solo falta que despierte.
