Alonso critica que los intereses empresariales han paralizado el gas en Tenerife

La negativa del uso del gas natural en Canarias deja al puerto de Granadilla sin regasificadora y obliga a la central a recurrir a la quema de combustibles fósiles más contaminantes

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Puerto de Granadilla, en el sur de Tenerife, donde se quería instalar una regasificadora. / Puertos de Tenerife
Puerto de Granadilla, en el sur de Tenerife, donde se quería instalar una regasificadora. / Puertos de Tenerife

Con el objetivo de producir energía sin recurrir a los combustibles fósiles, Canarias está marcando su senda hacia las energías renovables dejando de lado al gas natural. Este combustible, si bien hace años se contemplaba como una opción más verde, ahora desde el Gobierno regional lo descartan completamente, lo que ha generado cierto debate entre agentes económicos en relación a la regasificadora que se pretendía instalar en el sur de Tenerife y que serviría para el abastecimiento en el puerto y la generación de energía. 

Durante su etapa como presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso trató de impulsar el uso del gas en Canarias y, según comenta a Atlántico Hoy, la paralización de la regasificadora se debe a intereses empresariales y diferencias políticas entre la izquierda de Tenerife y Gran Canaria. “Tener una regasificadora que dé combustible es interesante en las islas y puede contribuir a la producción de energía eléctrica reduciendo el nivel de emisiones que se está produciendo en las centrales mayoritarias”, opina. 

Desde el puerto de Santa Cruz de Tenerife la idea de la regasificadora también es bienvenida. El presidente de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife destacó en el Ciclo Movilidad, Transportes y Descarbonización su posición sobre el uso del gas natural para la transición energética en las islas. “Un combustible que cumple perfectamente con lo establecido por la OMI en 2020 es el gas natural licuado, que reduce entre un 20 y un 30% de CO2 a la atmósfera, elimina los óxidos de azufre y reduce drásticamente los óxidos de nitrógeno, mejorando sin duda la calidad del aire en los entornos portuarios”, explicó 

En el mismo ciclo de conferencias el ingeniero industrial y licenciado en Física, Alejandro González Calvo destacaba que, la introducción del gas natural en el sistema energético canario supondría un ahorro de 90 millones de euros al año. Y destacaba que “sin el gas natural con las directivas europeas actuales, gran parte del parque de generación de energía eléctrica va a tener que ser desconectado, porque se sigue quemando fuel u otros combustibles que emiten más contaminación que el gas”.

Una transición sin gas

El consejero de Transición Ecológica, José Antonio Valbuena, tiene claro que Canarias no invertirá en la instalación de una regasificadora, que convertiría gas líquido al estado gaseoso en el Puerto de Granadilla. De hecho, Valbuena dejó claro en junio que las empresas que quieran gasificar tendrán que hacerlo en sus propias instalaciones. Esta negativa se da en base a la posición del Gobierno de Canarias en fomentar un modelo energético basado en las energías renovables y es que según defiende el consejero el uso del gas en Canarias no se contempla. 

Pese a ello esa transición es a largo tiempo y por el momento Canarias cuenta con dos de las centrales más contaminantes de España, que emitieron cerca de 3,5 millones de toneladas de CO2 en 2018. Son la central de San Bartolomé de Tirajana y de Granadilla de Abona, ambas de ciclo combinado, de manera que pueden generar energía a través del gas y de la quema de combustibles fósiles, aunque solo se produce esta última. 

A esta situación de las centrales se suma un discrepancia entre islas al respecto de la instalación de regasificadoras en los puertos para el abastecimiento de los buques y producción eléctrica. El Gobierno canario mantiene su negativa, pero a diferencia de Tenerife, donde la Autoridad Portuaria negó a Eneagás la instalación de una regasificadora en el Puerto de Granadilla, el Puerto de la Luz en Gran Canaria sí que cuenta con esta instalación.

Hace ya tres años la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) puso en entredicho la viabilidad económica de esta planta de recepción, almacenamiento y regasificación de gas natural licuado que se pretendía construir en Granadilla para el abastecimiento de buques y la producción de energía. 

Una apuesta del hidrógeno

La apuesta del Gobierno de Canarias pasa ahora por la transición hacia energías totalmente limpias. El hidrógeno puede ser uno de los caminos a seguir, como anunciaron la semana pasada el director de Desarrollo de Negocio Canarias de Eneagás, David San Frutos y el director del Departamento de Estrategia Corporativa y Diversificación de DISA, Florencio de la Rosa con el proyecto de la instalación de dos plantas de hidrógeno en Canarias como combustible para el transporte en la isla. En torno a esta estrategia, la empresa Titsa adquirirá dos guaguas en los próximos cinco años impulsadas por este combustible. 

Y aunque se aplaude la decisión del uso de este combustible también critican el largo tiempo que requerirá este cambio. “Es verdad que ahora se han desarrollado otra serie de tecnologías, que todavía no están maduras pero que en los próximos diez años pueden tener un futuro prometedor sustentadas en la producción de hidrógeno verde”, explica Carlos Alonso. El político ha destacado que este es un sistema bastante prometedor en Canarias pero pese a ello no descarta el uso del gas. Por su parte, el presidente de la autoridad portuaria ha puesto en duda que en los próximos cuatro años haya quemadores de hidrógeno al 100 % y opina que “hasta dentro de 10 o 15 años no se espera que la tecnología del hidrógeno verde esté madura”.

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