¿Qué busca Alsa, la mayor empresa de guaguas de España, en Canarias?

Concursos de transporte insular, servicios a turistas y escolares y hasta el tren aparecen en los planes de la compañía que acaba de adquirir el Grupo 1844 a cambio de unos 80 millones de euros

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Guagua de Alsa con tecnología 5G. / AH
Guagua de Alsa con tecnología 5G. / AH

El 4 de julio de 1924 uno de los primeros gobiernos de la dictadura de Primo de Rivera decidió regularizar las líneas de transporte de pasajeros. Entre las rutas en las que el directorio militar puso orden figuraba la que une Luarca, una preciosa villa de la costa occidental asturiana —donde las tejas de pizarra le comen la tostada a las de arcilla roja—, con Oviedo. La compañía que recibió esa concesión fue Automóviles Luarca SA, que por aquel entonces contaba con apenas 30 empleados —entre conductores, mecánicos y administrativos— y podía tardar unas 15 horas en cubrir ese trayecto.

Hoy, casi 100 años después, esa misma sociedad da forma a un imperio bajo la marca Alsa —acrónimo de su primer nombre—. Es la mayor compañía de guaguas de España —donde cubre más de 3.500 destinos—, opera en Marruecos, Portugal, Francia, Bélgica, Suiza, Malta, Chipre, Arabia Saudí o China, da empleo a 15.000 trabajadores, cuenta con 5.600 vehículos, mueve a 423 millones de pasajeros al año, tiene más de un centenar y medio de sociedades y en 2022 facturó 1.129,3 millones de euros.

Diferentes oportunidades

Alsa es el gigante que ha desembarcado esta semana con fuerza en Canarias tras comprar el Grupo 1844 a cambio de 80 millones de euros. La operación no es el primer movimiento que la empresa asturiana ejecuta en las Islas. En Santa Cruz de Tenerife le ganó un concurso a Titsa para operar la guagua turística de la capital y en 2019 adquirió Guaguas Gumidafe. En un mercado pequeño —dentro de los escenarios en los que se mueve la compañía— y con un territorio fracturado, ¿qué busca una empresa como Alsa? La respuesta es sencilla: un negocio rentable. La cuestión es cómo. Y ahí aparecen en el horizonte diferentes oportunidades: concursos de transporte insular, servicios a turistas y escolares o incluso el tren. Sí, leen bien, pero no vayamos tan rápido.

Manifestación de los trabajadores de Alsa-Guaguas Gumidafe. / CCOO
Manifestación de los trabajadores de Alsa-Guaguas Gumidafe. / CCOO

Durante sus primeros 60 años, Alsa centró su producción en el servicio de autocares para rutas de media y larga distancia. Con Asturias en el centro, la compañía primero unió los municipios de su región, luego dio el salto a otros puntos de la cornisa cantábrica, trazó itinerarios con Madrid —primero con paradas en Valladolid y León— y entendió la necesidad de seguir los pasos de los migrantes del norte de España por países como Francia, Bélgica, Suiza o Alemania. El rumbo cambió en los años 80, cuando la empresa se adjudicó el concurso del servicio público urbano de Oviedo. Ahora, esa rama supone casi la mitad de una cartera de negocios que en los últimos años ha tocado sectores que más allá de la larga distancia: ofrecen VTC —Alsa Cab— o bicicletas de servicio público —ya operan en Santander y León—.

15 sociedades

En la transformación de Alsa, de una pequeña empresa asturiana a gigante mundial que forma parte de Mobico Group, ha destacado cierto instinto caníbal, pulsión antropófoga que arrancó en 1926 con la compra de El Trevías, La Villa de Tineo y El Castropol y ha continuado con sociedades como la Empresa Nacional de Transporte por Carretera (Enatcar), Continental Auto, Alsina Graells o Transportes Colectivos.

La última compañía que ha quedado bajo control de Alsa es la canaria Grupo 1844, que en 2022 obtuvo un beneficio neto de 2,4 millones de euros tras registrar una cifra de negocio de 29,3 millones. Con la compra de la empresa de Agüimes, incorpora a su catálogo a 15 sociedades: Betancuria Tours, Buikk 32 Transportes, Bus Legal, Canary Logistic Solutions, Canary Tourist Shuttle, Comercial insular de repuestos para vehículos industriales, Hermanos Díaz Melián SL, Innobus Canarias, Kintasur Bus, León Tenerife Tours, Microbuses Cándido, Segurbus, Transportes Antonio Díaz Hernández y Transportes Turísticos Islas Canarias.

Lanzarote y Fuerteventura

Alsa, con la compra del Grupo 1844, obtiene un trozo importante del negocio turístico: trasladará por las Islas a los clientes de turoperadores como TUI o Jet2. También se queda con el transporte de Fuerteventura y servicios escolares en un mercado, el canario, que ha descifrado durante los últimos cinco años tras la aquisición de Gumidafe —compañía que une a diario Guía y Gáldar y mueve a centenares de estudiantes grancanarios—. 

Guagua de Global con el logo especial por la celebración de su 50 años/ GLOBAL
Guagua de Global con el logo especial por la celebración de su 50 años / GLOBAL

La apuesta de Alsa por el mercado canario no se queda ahí. Y en los próximos años hay mucho en juego. El Cabildo de Lanzarote, por ejemplo, confía en adjudicar una nueva concesión del servicio de guaguas interurbanas —cuyo contrato se remonta a hace más de 70 años, sin que en todo ese tiempo haya salido a concurso público— este mismo año. El Cabildo de Fuerteventura espera hacer lo mismo en el primer trimestre de 2024.

Tren de Gran Canaria

De todas las licitaciones que aparecen en el horizonte, la más jugosa —por el volumen de viajeros anuales— es la de Gran Canaria, que deberá resolverse —a más tardar— dentro de cuatro años. Sin empresa pública que cubra las rutas interurbanas de la isla, el Cabildo insular deberá licitar un servicio que durante las últimas cinco décadas ha cubierto Global —primero como dos compañías diferentes, Salcai y Utinsa, y desde 2000 como una sola tras la fusión de ambas—.

Global, una cooperativa con casi 800 empleados, más de 300 guaguas y 121 líneas cubiertas, pujará por mantener una licitación que, además, debía servir como paso previo para su siguiente salto con tirabuzón: optar a la gestión del tren que el Cabildo quiere poner en marcha para unir Las Palmas de Gran Canaria con Maspalomas, un proyecto que no pierde de vista Alsa: la liberación del mercado en la Península —que pone fin al monopolio de Renfe— y la puesta en marcha de su filial Alsa Rail sitúan a la compañía asturiana frente a la posibilidad de probar nuevas fórmulas para transportar personas.