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Un satélite orbitando por el espacio. / NASA-UNSPLASH

La operadora canaria de los satélites BeetleSat se capitaliza con medio millón y amplía accionistas

CanarySat ha ampliado su capital social de 64.000 a 624.000 euros y ha creado acciones "Clase B" para aumentar su accionariado

La empresa CanarySat Satellite Services S.A., músculo terrestre detrás de la constelación de satélites que Arquimea pretende lanzar desde Canarias al Espacio exterior, ha efectuado una ampliación de capital de más de medio millón de euros, elevando su capital social desde 64.000 hasta 624.000 euros, que viene acompañada de una profunda reforma estatutaria, la entrada de nuevos socios y la creación de un consejo de administración.

La modificación más destacada, además del refuerzo financiero, es la pérdida del carácter unipersonal de la sociedad. Hasta ahora, CanarySat había funcionado con un único accionista. Con la ampliación, se incorporan nuevos inversores y se crean acciones de “Clase B”, lo que permite distinguir entre socios fundadores y nuevos participantes. Este modelo, muy común en compañías tecnológicas y de base industrial,  permite mantener el control estratégico al tiempo que se abre la puerta a capital externo, imprescindible para acometer inversiones de largo recorrido.

Además, la compañía ha inscrito un nuevo objeto social para poder dedicarse a la explotación de sistemas de comunicaciones por satélite, observación de la Tierra e infraestructuras espaciales. Uno de los principales proyectos asociados al lanzamiento de la constelación de satélites es la instalación en Tenerife de un telepuerto y centro de control de satélites vinculado a la red internacional que desarrollan Arquimea y BeetleSat, creadoras de CanarySat.

De NSLComm a BeetleSat

Para entender el papel de CanarySat hay que remontarse a la trayectoria de BeetleSat, una compañía israelí nacida como NSLComm, especializada en el desarrollo de antenas desplegables de alta ganancia para satélites pequeños. Su tecnología, validada en órbita en 2019, permite aumentar la capacidad de transmisión en banda Ka reduciendo el peso y el tamaño de las plataformas. La empresa anunció su plan de construir una constelación global de satélites LEO (en órbita baja terrestre), con cobertura mundial y conectividad intersatelital. En esa red, cada satélite funcionaría como nodo de una malla digital que transporta tráfico de datos de alta velocidad entre continentes.

En 2021, BeetleSat selló una alianza estratégica con el grupo español Arquimea, una empresa con base en Madrid y fuerte presencia en el Parque Tecnológico de Tenerife (ITER), donde opera líneas de negocio en ingeniería, defensa, energía y salud. Arquimea, que colabora desde hace años con la Agencia Espacial Europea (ESA), aportó capacidad industrial y tecnológica para fabricar y ensamblar parte de la constelación en Europa. El acuerdo situó a Canarias como sede natural del segmento terrestre del sistema, aprovechando su posición geográfica entre África, Europa y América y su régimen fiscal especial.

El nacimiento de CanarySat

En 2023 se creó CanarySat como empresa radicada en Santa Cruz de Tenerife. Su función no era construir satélites —tarea que sigue correspondiendo a BeetleSat y a la red de producción de Arquimea— sino gestionar desde el archipiélago el segmento terrestre, es decir, los centros de control, antenas, pasarelas de datos y servicios de comunicaciones asociados. Su sede operativa se vincula al Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER), dependiente del Cabildo de Tenerife, donde se proyecta levantar un telepuerto conectado a la red de fibra óptica de Canalink, operador neutro propiedad del propio Cabildo.

El telepuerto será la puerta de enlace entre la constelación satelital y las redes terrestres. Desde allí se recibirán y enviarán las señales de los satélites, se controlarán las operaciones orbitales y se distribuirán los datos a los clientes y socios tecnológicos. Esta infraestructura, aún en fase de desarrollo, está llamada a ser uno de los centros neurálgicos de control y gestión de tráfico satelital en el Atlántico. La inversión total estimada para el conjunto del proyecto, según cifras difundidas por el Cabildo y Arquimea, ronda los 300 millones de euros, aunque la mayor parte de ese importe se destinaría a la flota de satélites y a la red de comunicaciones espaciales.

Una constelación en el horizonte

La constelación BeetleSat, de la que CanarySat será el brazo operativo en tierra, prevé desplegar más de 200 satélites en 12 planos orbitales a unos 800 kilómetros de altitud.

Los satélites estarán equipados con antenas desplegables de gran apertura que ofrecerán cobertura global en banda Ka, con aplicaciones en conectividad de alta velocidad, comunicaciones móviles, servicios gubernamentales y monitorización. La empresa israelí ha completado ya varios hitos tecnológicos, incluyendo la validación de sus antenas y la integración de estaciones de prueba.