No hace falta viajar lejos de Canarias para encontrarse cara a cara con grandes misterios del pasado. Es más, a veces solo basta con dejarse llevar por el silencio de un pueblo antiguo, donde las piedras aún susurran historias que parecían enterradas.
Uno de estos lugares es Betancuria, la localidad más antigua de Canarias, donde un reciente hallazgo arqueológico ha hecho que el pasado vuelva a brillar con fuerza.
Una antigua iglesia
Un equipo de arqueólogos de Tibicena Arqueología y Patrimonio, bajo la dirección de Marco Antonio Moreno Benítez, ha logrado documentar los muros originales del convento franciscano de San Buenaventura, fundado en 1413 tras la conquista. Gracias al análisis de la cal empleada en su construcción, realizado en laboratorios de Barcelona y Polonia, los investigadores han podido confirmar que los restos hallados corresponden a la iglesia original erigida en el primer siglo de colonización.
Este descubrimiento no solo aporta luz sobre los orígenes espirituales y culturales de Fuerteventura, sino que posiciona al convento como una joya patrimonial de primer nivel, capaz de reescribir parte de la historia del archipiélago.
Un legado rescatado
El proyecto de excavación comenzó en 2018, con el apoyo de la Dirección General de Patrimonio Cultural y el Cabildo de Fuerteventura. La última campaña, desarrollada en 2022 tras unas intensas lluvias que afloraron estructuras ocultas, reveló una imagen más precisa del edificio original. Las estructuras desenterradas muestran no solo la magnitud del complejo, sino su profunda carga simbólica como testimonio de la época de la posconquista.
Desde Tibicena insisten, sin embargo, en que queda mucho por hacer: el sitio necesita una intervención arqueológica a gran escala y un plan de conservación que garantice su protección a largo plazo.
Rumbo a un nuevo faro cultural
Con la colaboración de la diócesis y los propietarios del terreno, las próximas fases del proyecto buscarán abrir el yacimiento al público, consolidando a San Buenaventura como un centro de interpretación histórica. El objetivo es convertirlo en un espacio vivo, donde el conocimiento y la memoria colectiva se den la mano.
Y es que Betancuria, con más de seis siglos de historia y reconocida entre los pueblos más bonitos de España, no solo guarda las huellas del pasado. Hoy, más que nunca, es un símbolo de resistencia, belleza y patrimonio compartido en el corazón de Canarias.