Imagen de Jandía, una playa de Fuerteventura / TURISMO FUERTEVENTURA
Imagen de Jandía, una playa de Fuerteventura / TURISMO FUERTEVENTURA

La playa canaria por la que puedes caminar encima del agua: tiene tres kilómetros y dos orillas

luna moya

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En algunos rincones del archipiélago canario, el mar y la arena parecen jugar a crear paisajes imposibles. Hay lugares donde caminar por la orilla se transforma en una experiencia distinta, casi mágica. Zonas donde la naturaleza ha esculpido espacios que, según la marea, mutan de forma y volumen, convirtiendo una simple jornada de playa en algo que se graba en la memoria.

En el sur de una de las islas más tranquilas y extensas de Canarias, existe un lugar donde parece posible caminar encima del agua, rodeado de arena blanca y aguas cristalinas, con kilómetros por delante y el cielo como techo.

Playa con dos orillas

Este fenómeno natural se produce en la playa de Sotavento, situada en el municipio de Pájara, al sur de Fuerteventura. Su particularidad radica en la formación de una laguna intermedia que se genera gracias a un banco de arena paralelo a la costa. El resultado es que, durante buena parte del día, se puede caminar entre dos orillas con apenas medio metro de profundidad bajo los pies, en una superficie de hasta tres kilómetros de largo.

Sotavento no es una playa única, sino un sistema de cinco arenales conectados entre sí: La Barca, Risco del Paso, Mirador, Mal Nombre y Los Canarios. En total, suma nueve kilómetros de arena clara y aguas turquesas, configurando uno de los paisajes costeros más impresionantes de Canarias. Desde el mirador de Sotavento, las vistas del litoral son sencillamente espectaculares.

Para todos los gustos

Las zonas más conocidas, como La Barca o Risco del Paso, concentran a los amantes de los deportes acuáticos. Windsurfistas y kitesurfistas de todo el mundo acuden a esta parte de Fuerteventura atraídos por el viento constante y el entorno incomparable. Aun así, la playa ofrece múltiples rincones donde desconectar del bullicio sin alejarse del mar.

Una de las alternativas más tranquilas es la playa de Mal Nombre, un arenal de casi un kilómetro que se encuentra algo alejado de las zonas más frecuentadas. Limitada por acantilados naturales que protegen del viento, es ideal para quienes buscan un ambiente más relajado sin renunciar al encanto del entorno.

Un rincón salvaje

Si lo que se busca es aún más intimidad, la mejor opción es la playa de Los Canarios. Con solo 500 metros de largo y 40 de ancho, este recodo se sitúa entre Sotavento y Esquinzo Butihondo, y es considerado uno de los tramos más salvajes y vírgenes del litoral majorero. Sus condiciones naturales la convierten en un refugio perfecto para quienes quieren alejarse del turismo masivo y disfrutar de la playa en soledad o en silencio.

Sotavento no es solo una playa, es una experiencia transformadora: de las que te hacen detenerte, quitarte los zapatos y caminar sin prisa, con el Atlántico a un lado y al otro.