Artenara da un paso adelante en la puesta en valor de su patrimonio espiritual con la presentación de la Ruta Arte Sacro, un itinerario que conecta la herencia aborigen con la tradición cristiana, y que pretende ser también una herramienta frente al reto demográfico que enfrenta el municipio más alto de Gran Canaria.
La propuesta, impulsada por la Asociación de Empresarios de Artenara (Edarte) y el Ayuntamiento, ha sido desarrollada por la geógrafa Eva Luna Acosta con la colaboración del divulgador ambiental Eugenio Reyes, en el marco del proyecto UniRural, coordinado por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) con el apoyo de la Fundación Universitaria de Las Palmas y el respaldo del programa Islas Responsables Lab (IRLab).
Ruta espiritual
El itinerario se divide en dos recorridos complementarios. El primero, la Ruta del Casco Municipal, incluye once enclaves emblemáticos como el Mirador de La Atalaya, la Iglesia de San Matías, y la Ermita de la Virgen de la Cuevita, excavada en la roca volcánica y considerada símbolo devocional de toda la isla.
La segunda ruta recorre los barrios rurales del municipio, enlazando espacios como el Mirador de las Crucitas, Lugarejo, la Ermita de San Antonio de Padua y la Ermita de la Candelaria, donde se conserva el Cristo de Acusa del siglo XVII.
De Risco Caído a la Cuevita
Una de las claves del proyecto es la lectura simbólica y geográfica que conecta los antiguos lugares sagrados aborígenes –como Artevirgo, Risco Caído o Cuevas de Caballero– con los espacios cristianos actuales. Según los impulsores, esto evidencia una continuidad espiritual de más de quinientos años, visible en caminos, rituales y referencias geográficas.
Además, se rinde homenaje a figuras que han preservado la memoria religiosa y cultural de Artenara, como los párrocos José Cástor Quintana y Domingo Báez, y el cronista oficial José Antonio Luján Henríquez, cuyo nombre da título al salón cultural donde se celebrará el acto de presentación el próximo viernes 22 de agosto.
Turismo cultural
Con menos de mil habitantes, Artenara apuesta por convertir su riqueza simbólica en motor de desarrollo sostenible, combinando turismo cultural, educación patrimonial y producción artesanal. Eva Luna Acosta subraya que "el patrimonio rural no se pierde solo por el tiempo, sino por el abandono y el desconocimiento", y defiende el valor de los elementos religiosos como parte del "paisaje emocional" colectivo.
Durante la presentación se mostrará un avance de los materiales digitales que acompañan la ruta: mapas, recursos pedagógicos y contenidos accesibles para todo tipo de públicos. El recorrido principal, que parte del Mirador de La Atalaya, incorpora criterios de accesibilidad universal.
El proyecto cuenta con el respaldo del Colegio de Geógrafos, la Diócesis de Canarias, el Archivo Provincial de Las Palmas, y la participación de especialistas como la restauradora María Cárdenes Guerra. Con esta propuesta, Artenara revaloriza su identidad espiritual al tiempo que proyecta una nueva vía para dinamizar su territorio.
