Suenan las señales horarias de las ocho de la mañana en la Cadena SER. La voz de Miguel Ángel Daswani se cuela sobre una sintonía que suena familiar. La melodía, además de marcar el inicio de La Canallesca, ocupa todo el interior del coche. Alrededor, en un tramo de la GC-1 que transcurre dentro de los límites municipales de Telde, algunos modelos de automóviles y los rostros de sus ocupantes empiezan a ser, desde hace minutos, casi tan familiares como la música que sale de la radio. El tráfico, denso, parsimonioso, caótico, está colapsado desde la altura de la potabilizadora y la cola se proyecta más allá de Melenara. Todos vamos en procesión, todos nos dejamos parte de nuestro tiempo en el atasco.
La escena no es casual. Se repite, de lunes a viernes, durante todas las mañanas de jornada laboral y afecta a miles de trabajadores que se desplazan a primera hora a sus puestos de trabajo en Telde, Arinaga y las zonas turísticas del Sur grancanario o los pasajeros que tienen un vuelo programado en Gando. Lo hacen, en su mayoría, desde núcleos urbanos como Las Palmas de Gran Canaria, Arucas o Gáldar. El problema, para colmo, suele tener réplica horas después y en sentido contrario. Durante el regreso a casa, las colas son kilómetricas —en dirección hacia la capital— desde el aeropuerto hasta la salida de La Garita. La GC-1, si no es la TF-5, se le parece mucho.
Estrés
"Hay días que puedo tardar hasta hora y media en llegar a mi casa desde mi puesto de trabajo, en Mogán", admite un empleado de un centro turístico. "La mayoría de los días la colas te las encuentras en el aeropuerto, pero empieza a ser habitual que el tráfico comience en Arinaga y no se despeje hasta pasa el centro comercial de Las Terrazas. Que eso pase en Navidad pues lo puedes aceptar como algo eventual, pero es que empieza a ser lo normal", añade antes de asegurar que "tengo compañeros que están en tratamiento psicológico por culpa del estrés que les provocan las caravanas".

Los atascos en la GC-1, comparados con los problemas de la TF-5, han pasado despercibidos para el foco mediático. Ambas autopistas son arterias vitales para la movilidad en sus respectivas islas, las dos experimentan problemas de congestión, pero presentan diferencias notables en cuanto a las causas y características de sus atascos y las soluciones para resolver las caravanas son diferentes.
Medidas en la GC-1
La Consejería de Obras Públicas, Vivienda y Movilidad del Gobierno de Canarias ha dado luz verde a los proyectos para optimizar la GC-1, una de las principales arterias de conexión en la isla. Entre las actuaciones previstas destacan la adecuación de los túneles de Adolfo Cañas y Piedra Santa, así como la ampliación de carriles en tramos críticos para descongestionar el tráfico.

El plan incluye la incorporación de un nuevo carril en ambos sentidos entre los tramos de La Estrella y Bocabarranco, una medida clave para aliviar los problemas de circulación y mejorar la fluidez en una de las zonas más transitadas de Gran Canaria.
La licitación de las obras está prevista para 2025, con el compromiso de iniciar los trabajos lo antes posible tras completar el proceso administrativo. Estas mejoras reflejan el esfuerzo del Gobierno de Canarias por modernizar las infraestructuras y responder a las crecientes demandas de movilidad en la isla.
Más alternativas
Las obras para sumar otros carriles no son las únicas alternativas que se manejan en GC-1 para aliviar el tráfico en su principal vía de comunicación. El Cabildo de Gran Canaria, por ejemplo, ha confirmado la gratuidad del transporte público en 2025, una medida que busca fomentar su uso y aliviar la congestión en la autopista GC-1. Este esfuerzo forma parte de una estrategia integral para mejorar la movilidad en la isla y avanzar hacia un modelo más sostenible.

Además, se están estudiando alternativas viarias de bajo coste y fácil implementación, entre ellas la creación de una malla viaria interior que permita redirigir el tráfico local, reduciendo así la presión sobre la autopista principal.
Por otro lado, el proyecto del tren de Gran Canaria avanza en su planificación. Este sistema de transporte masivo conectará el sur de la isla con Las Palmas de Gran Canaria, y se espera que las obras comiencen antes de 2027. La iniciativa busca ser una solución sostenible para la congestión de la GC-1, ofreciendo una alternativa eficiente para residentes y turistas.