Cualquier paseante que camine por la costa de la localidad grancanaria de Telde advertirá, al llegar a la playa de Melenara, una figura que se alza en medio del mar, de pie sobre las aguas como solo un Dios podría sostenerse sobre el líquido elemento. Efectivamente se trata de Neptuno, custodio de esta playa familiar que, a pesar de contar con solo 350 metros de longitud, es una de las más populares del municipio.
Tal vez sea el encanto de esta estatua de bronce de 2,40 metros de altura, realizada por el escultor Luis Arencibia Betancort, uno de los motivos que congrega a tantos bañistas en esta zona del litoral teldense, o quizá la tranquilidad de las aguas de su bahía, donde acuden nadadores para recorrer los mil metros en aguas abiertas que conectan esta playa con Taliarte y Salinetas.

Una de 14 Banderas Azules
En cualquier caso Melenara es una de las playas más concurridas de Telde tanto por la calidad de su arena y agua, como de los servicios que ofrece, entre ellos restaurantes en su avenida, tiendas, un parque infantil, un balneario gratuito y adaptado a PMR, una amplia zona de aparcamientos, área de picnic o servicio de socorrismo.
Por todas estas razones, Melenara fue distinguida con Bandera Azul en 2024, al igual que otras 13 playas de Gran Canaria: Las Nieves (Agaete); Arinaga (Agüimes); El Puertillo y Los Charcones (Arucas); Sardina (Gáldar); El Burrero (Ingenio); El Inglés, Maspalomas, Meloneras y San Agustín (San Bartolomé de Tirajana); Hoya del Pozo, La Garita y Salinetas (Telde).

Un brazo perdido
Desde su inauguración el 1 de septiembre de 2001, Neptuno se ha enfrentado a mareas, oleaje, tormentas y temporales que le han causado desperfectos importantes, como la pérdida del brazo con el que sostenía el tridente en 2010. Siete años hubieron de transcurrir hasta que se culminó la restauración mediante un proyecto financiado con algo más de 23.000 euros por la Dirección General de Infraestructuras Turísticas del Gobierno de Canarias.
Así, en 2017 Neptuno recuperó su integridad física para seguir ejerciendo el gobierno de los mares desde Melenara, que precisamente había perdido como consecuencia de esas mismas mareas que, tal y como le atribuye la mitología, controla a su voluntad a través del tridente.

¿Neptuno o Poseidón?
Conocido por ser el rey romano del mar, Neptuno tiene en Poseidón su equivalente en la mitología griega. A partir de esta asociación con la deidad helénica, Neptuno, que originalmente era un dios de agua dulce, pasó a ser considerado el dios de los mares y señor de todas las criaturas que lo habitan, tanto reales como ficticias, entre ellas las ninfas.
Tal y como lo recogieron los poetas clásicos en sus narraciones, Neptuno utilizaba su tridente para romper rocas, generar olas, crear nuevas masas de agua y provocar feroces tormentas. Todo ello mientras cabalgaba montado en un delfín o en una gigantesca concha marina, tirada por ballenas y caballitos de mar hasta que, según parece, un buen día decidió instalarse frente a la costa de Telde.