La noche del 3 de diciembre en Vecindario (Gran Canaria) dejó una historia que aún estremece a los equipos de emergencias: la de un bebé de un mes que recuperó la respiración gracias a la teleasistencia del Servicio de Urgencias Canario (SUC) y a la valentía de sus padres, que siguieron cada indicación pese al miedo, la tensión y la angustia del momento.
A las 22:00 horas, el 112 recibió la llamada de unos progenitores que apenas podían articular palabras: su hijo se había atragantado y ya no reaccionaba. Al otro lado del teléfono, el enfermero coordinador Víctor Manuel Suárez comprendió enseguida que el bebé estaba en parada cardiorrespiratoria. Con la urgencia corriendo en segundos, comenzó a guiarlos para iniciar las maniobras de reanimación básicas.
Manos que salvan vidas
Los padres, en shock, siguieron las instrucciones como si fueran la única tabla de salvación. Mientras realizaban compresiones torácicas, la sala de coordinación activaba simultáneamente tres ambulancias —dos de soporte vital avanzado y una de soporte básico— y al personal médico del centro de salud, trasladado de inmediato por la Policía Local.
Cuando los sanitarios llegaron al domicilio, encontraron un escenario que cambió el tono del operativo: el bebé había revertido la parada. Respondía a estímulos, abría los ojos y volvía a llorar. Aquel llanto, tantas veces cotidiano, se convirtió en el sonido más esperado de la noche.
Los profesionales estabilizaron al menor y lo trasladaron en una ambulancia medicalizada al Hospital Universitario Materno Infantil de Canarias.
La importancia de actuar a tiempo
El enfermero coordinador destacó la fortaleza de los padres, capaces de mantener la calma y seguir las pautas sin perder un segundo. Recordó que en situaciones como esta, la rapidez y la guía adecuada pueden determinar la supervivencia y reducir secuelas.
La historia, más allá de la emergencia, deja un mensaje claro: la combinación de formación profesional, respuesta inmediata y coraje familiar puede convertir una noche trágica en un relato de esperanza.