Imagen del Monasterio del Císter / FLICKR
Imagen del Monasterio del Císter / FLICKR

El monasterio canario que es toda una joya moderna y hay que visitar sí o sí: famoso por sus dulces

Además de su repostería, el monasterio custodia un valioso conjunto de piezas artísticas poco difundidas, procedentes en gran medida del antiguo convento del siglo XVII

luna moya

En el corazón de Gran Canaria, en una villa marcada por la devoción y la historia, se levanta un edificio singular. A primera vista parece sobrio, de líneas sencillas y muros recogidos, pero su interior guarda secretos que mezclan arte, fe y tradición. Es un lugar que sorprende no solo por su valor espiritual, sino también por la repostería artesanal.

Un espacio de clausura, de silencio y contemplación, que con el paso de los siglos se ha convertido en uno de los rincones imprescindibles de Teror. Y aunque nació de la necesidad, hoy se erige como un símbolo cultural y gastronómico de la isla.

El Monasterio del Císter en Teror

Se trata del Monasterio del Císter de Teror, cuya construcción comenzó en 1882 y finalizó en 1888 gracias al esfuerzo de los vecinos y la protección del obispo Pozuelo. Desde entonces, las monjas bernardas encontraron aquí su hogar definitivo tras haber sido expulsadas del convento de San Ildefonso en Las Palmas y pasar una década en Tenerife.

El edificio, concebido para la vida monacal de clausura, combina sobriedad y funcionalidad. Está formado por tres cuerpos principales: la iglesia, el convento y la hospedería. Además, cuenta con la finca de Los Castaños, adquirida en 1917, donde se desarrollan cultivos que complementan la vida de la comunidad.

Historia y aportación cultural

Cuando se inauguró el monasterio, veinte religiosas se instalaron en Teror. Para 1930, la comunidad había crecido hasta alcanzar medio centenar de monjas procedentes de toda Canarias e incluso de la Península. La primera abadesa fue Sor Julia del Corazón de Jesús, quien lideró el convento durante tres décadas.

Desde su llegada, las religiosas han contribuido a enriquecer el patrimonio de la Basílica del Pino. Destaca la labor artística de Sor Anunciación Cardoso Granados, autora de varias pinturas devocionales que hoy forman parte de la iconografía mariana de Gran Canaria. También han sido responsables de la reparación de mantos y bordados de la Patrona, entre ellos el célebre traje celeste de 1967.

Famoso por sus dulces

Uno de los aspectos más populares del convento es, sin duda, la elaboración de dulces artesanales. Entre sus especialidades se encuentran las truchas, bollos de anís, mazapanes y roscos, auténticas delicias que forman parte de la tradición repostera de Teror.

Estos productos, elaborados con paciencia y siguiendo recetas centenarias, se han convertido en parte esencial del patrimonio gastronómico del municipio.

Patrimonio artístico poco conocido

Además de su repostería, el monasterio custodia un valioso conjunto de piezas artísticas poco difundidas, procedentes en gran medida del antiguo convento del siglo XVII. Entre ellas destaca un lienzo anónimo de la Virgen del Pino con el manto de los navíos, fechado en torno a 1770.

Este tesoro oculto, junto al propio valor arquitectónico del convento, convierte al Monasterio del Císter en una joya cultural y espiritual que merece la visita de todo aquel que se acerque a Teror.