Imagen del Bali español en Canarias / TURISMO
Imagen del Bali español en Canarias / TURISMO

El Bali español está en Canarias: "Pueblo exótico rodeado de barrancos y alejado de la civilización"

Este enclave no está diseñado para el turismo de masas. No hay grandes hoteles ni comercios. Lo que sí hay es autenticidad, silencio y belleza y quien llega hasta aquí, se lleva algo más que una foto

luna moya

Pocos lugares en España transmiten una sensación tan pura de aislamiento, belleza y tradición como Imada, un caserío escondido entre montañas en el sur de La Gomera. Este pequeño núcleo poblacional, del que muchos españoles ni siquiera han oído hablar, ha sido definido por el portal trendencias.com como el auténtico “Bali español”.

No es una comparación exagerada: este rincón de Canarias rodeado de barrancos, palmeras y roques evoca una atmósfera tropical que resulta casi mágica. Alejado de todo, y de todos, solo los viajeros más curiosos se atreven a llegar.

Naturaleza y aislamiento

Imada se encuentra en el municipio de Alajeró, en la zona centro-meridional de La Gomera. Se trata de una pequeña aldea de apenas 150 habitantes, ubicada al fondo del barranco de Refate. Desde lejos, el pueblo parece aferrarse a la roca entre laderas cubiertas de verde, palmeras y terrazas agrícolas.

El acceso a Imada no es sencillo. Hay que descender por una carretera estrecha y serpenteante que atraviesa un terreno abrupto, como si cada curva fuera alejándote un poco más del mundo moderno.

Casitas y caminos de piedra

Pasear por Imada es como retroceder en el tiempo. Sus casas de arquitectura tradicional gomera —algunas de piedra desnuda, otras encaladas— están conectadas por callejones estrechos, escaleras y pequeños senderos. La única calle principal vertebra el caserío, del que nacen rutas que llevan a lugares como el Paisaje Protegido de Orone.

Bajo la sombra de almendros y riscos, aún se conservan hornos antiguos, lagares excavados en piedra y eras donde antaño se trillaba el grano. Las cabras pastan en libertad por las laderas y un riachuelo salta entre riscos al fondo del barranco.

Tradición y sabor gomero

La vida en Imada transcurre a un ritmo pausado. Los más jóvenes trabajan en la construcción o la hostelería, mientras que los mayores siguen dedicados a la agricultura y la ganadería.

El pueblo mantiene vivas sus costumbres, y una visita no estaría completa sin probar la carne de cabra, considerada por muchos una de las mejores de La Gomera. Es una cocina sencilla, intensa y conectada con la tierra, como todo en Imada.

Un destino muy exclusivo

Este enclave no está diseñado para el turismo de masas. No hay grandes hoteles ni comercios. Lo que sí hay es autenticidad, silencio y belleza. Quien llega hasta aquí, se lleva algo más que una foto: se lleva la sensación de haber descubierto uno de los últimos rincones vírgenes del archipiélago.

Imada no es un secreto a voces. Es un susurro entre montañas, un paraíso exótico que solo algunos privilegiados llegan a conocer.