Parque Garajonay en La Gomera, Canarias / TURISMO DE LA GOMERA
Parque Garajonay en La Gomera, Canarias / TURISMO DE LA GOMERA

Confirmado por expertos: este Parque Nacional tiene "la mejor biodiversidad de Canarias"

Este Parque Nacional de Canarias realiza una dinámica ecológica, casi extinta en el continente, que lo convierte en un enclave único para investigadores, ecoturistas y amantes de la naturaleza

Irene Cartaya

Quienes piensan que Canarias es solo sol y playas paradisíacas, desconocen que entre sus cumbres y barrancos se esconde uno de los mayores tesoros ecológicos de Europa. No se trata de un secreto guardado bajo llave, pero sí de un lugar cuya riqueza natural ha sido esculpida durante millones de años.

En el corazón de La Gomera, donde la niebla abraza las montañas y los árboles susurran con siglos de historia, se encuentra un espacio que ha sobrevivido al paso del tiempo sin renunciar a su esencia. Por ello, expertos en conservación lo han confirmado: es el Parque Nacional con la mayor biodiversidad de Canarias.

Un bosque casi intacto

El Parque Nacional de Garajonay conserva uno de los últimos bosques de laurisilva del mundo. Sus árboles, envueltos en musgo y humedad constante, crecen sobre suelos antiguos sin haber sido transformados de forma agresiva por la mano humana. La naturalidad es uno de sus valores clave: aquí, el bosque muere y renace sin intervención.

Además de su conservación, Garajonay alberga ecosistemas únicos, desde áreas rupícolas hasta ríos ocultos entre la vegetación. Su mayor tesoro, sin embargo, es la endemicidad: especies que no existen en ningún otro lugar del planeta.

Endemismos y rareza

Según el Ministerio para la Transición Ecológica, el Parque registra más de 50 especies endémicas de La Gomera y otras 122 del Archipiélago. En fauna, la cifra asciende a 153 especies endémicas gomeras y 327 canarias. Esta concentración de vida exclusiva es una de las más altas del país.

Muchas de estas especies son también raras o se encuentran amenazadas: hay 21 catalogadas como en peligro y otras tantas con una distribución muy limitada. Esto convierte a Garajonay en un refugio de biodiversidad sin igual.

Un ecosistema fósil

El monteverde canario, del que Garajonay protege más de la mitad de su extensión total, es un ecosistema relicto, descendiente de los antiguos bosques subtropicales que poblaban Europa y el norte de África en el Terciario. Sobrevive aquí, como un fósil viviente, gracias a las condiciones húmedas y templadas de la isla.

La gestión forestal del parque busca restaurar las zonas degradadas eliminando especies exóticas y reforestando con fayal-brezal. Este proceso se realiza mediante aclareo sucesivo y siembra bajo la protección de los árboles que luego se retiran.

La vida antes del parque

Mucho antes de ser espacio protegido, estos montes sostenían la vida de los antiguos gomeros. Habitaban cuevas, recolectaban frutos, pastoreaban y aprovechaban la madera del bosque con un respeto ancestral. Tras la conquista europea en el siglo XV, este equilibrio se rompió, aunque parte del legado indígena aún perdura.

Garajonay también guarda huellas de esta historia. En su cima, el Alto de Garajonay, se han hallado restos arqueológicos de rituales aborígenes. Allí, donde la niebla se mezcla con el viento, los antiguos pobladores rendían culto a las montañas.

Imagen del Parque Garajonay / TURISMO DE LA GOMERA
Imagen del Parque Garajonay / TURISMO DE LA GOMERA

Del olvido al reconocimiento

La llegada de Hernán Peraza "El Joven" marcó un antes y un después para la isla. El enfrentamiento con los aborígenes y su posterior sometimiento abrió paso a siglos de feudalismo. No sería hasta el siglo XIX, con la Constitución de 1812, cuando el monte pasara a manos municipales, iniciando un tímido proceso de conservación.

El reconocimiento de Garajonay como Parque Nacional llegó en 1981, impulsado por el ICONA y las crecientes voces locales e internacionales que reclamaban su protección. Desde entonces, se ha consolidado como un ejemplo de gestión medioambiental sostenible.

Un tesoro europeo

A día de hoy, Garajonay es uno de los bosques más naturales de Europa. Aquí, los árboles envejecen y mueren de forma natural, devolviendo al suelo sus nutrientes. Esta dinámica ecológica, casi extinta en el continente, lo convierte en un enclave único para investigadores, ecoturistas y amantes de la naturaleza.

Entre la niebla perpetua y el canto de los mirlos, Garajonay ofrece algo más que biodiversidad: es un testimonio vivo del equilibrio entre el ser humano y su entorno. Uno que Canarias no solo debe conservar, sino también reivindicar.