Un estudio publicado en la revista científica Aposta ha revelado que los adolescentes que se vieron directamente afectados por la erupción en La Palma mostraron una menor incidencia de problemas de salud mental que el resto de los adolescentes palmeros. El estudio señala que el hallazgo hecho “subraya la importancia del apoyo social” en circunstancias de catástrofes naturales.
El estudio se denomina Salud mental juvenil tras la erupción del volcán Tajogaite en La Palma. Análisis multivariante de los efectos de la exposición directa e indirecta y fue elaborado por la investigadora del Instituto de Estudios Sociales Avanzados del CSIC Ana Goretty Padrón-Armas y el investigador de la Universidad de La Laguna Juan Vianney Trujillo González a raíz de una consulta a varios institutos de la provincia de Santa Cruz de Tenerife.
Menor soledad y ansiedad
Lo que ambos investigadores han demostrado es que “la exposición directa a la erupción volcánica no ha provocado un deterioro generalizado en la salud mental de la juventud afectada”. De hecho asegura en sus conclusiones que “en términos de ansiedad y malestar asociado a la soledad se observan niveles más bajos en la zona afectada en comparación con otras áreas”. Es decir, si bien sí que recogieron afecciones, en el caso de los adolescentes directamente afectados eran menores.
Los investigadores estuvieron analizando factores como la soledad, el desánimo, el estrés, los problemas para dormir o la ansiedad de los menores, tanto de aquellos que se vieron directamente afectados por la erupción como por aquellos que no lo estuvieron en la propia isla y en el resto de la provincia, a raíz de dos investigaciones paralelas.
Mayor resiliencia
Según explica Padrón-Armas ya hay literatura que recoge que este tipo de eventos generaban una resiliencia en la población que genera una mejor cohesión social que repercute en un sentimiento de pertenencia y una mejor salud mental, siempre en comparación con las zonas que no estaban afectadas directamente por el volcán.
Trujillo González, por su parte, explica que no hay certezas de que esta mayor resiliencia de los adolescentes venga a raíz de la erupción volcánica (ya que también se venía de la pandemia), pero sí apunta que puede tener que ver con la medidas que localmente se llevan a cabo en los ayuntamientos de la directamente afectados, especialmente en los institutos.
Un ejemplo
Tal y como apunta el investigador de la ULL, la respuesta que se dio en La Palma en el ámbito de la protección de los menores puede ser tomada como un “ejemplo de buenas prácticas”. Si bien apunta que no se puede asegurar con total seguridad, valora que si no se hubieran puesto en marcha medidas para activar la cohesión social, posiblemente hubieran detectado una mayor afección en los menores.
El estudio también hace hincapié en el locus interno, es decir, en la percepción de control de cada persona sobre los factores que le afectan. Según explica el investigador, a nivel general, los adolescentes están en un momento de su vida en el que se está formando su propia identidad, su sentido de pertenencia y sus necesidades psicoemocionales están en formación, pero también son más flexibles a la hora de afrontar cambios en comparación con los adultos.
El estudio también recoge la diferencia de género en las respuestas de los adolescentes. “Los datos confirman que las mujeres enfrentan mayores niveles de malestar y ansiedad, evidenciando una vulnerabilidad estructural que requiere la implementación de medidas específicas en la respuesta a crisis”, recoge el estudio.
