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Lagarta canaria alimentándose de la vegetación en la zona de pinar de Fuencaliente de La Palma./ ATLÁNTICO HOY

El pinar de Fuencaliente de La Palma vuelve a secarse por la explosión demográfica de la lagarta

El aumento de población de este insecto ya ha afectado a los montes y preocupa la cercanía de la oruga a los Llanos Negros, una zona de viñedos situada a las faldas del Volcán de San Antonio, donde se cultiva más del 80% de la uva malvasía de La Palma

Diego Hernández

Desde hace unos días el pinar del de Fuencaliente de La Palma se está viendo de nuevo afectado por la lagarta canaria, un insecto que se alimenta del pinillo verde. En 2023 se detectó como muchos pinos de la Montaña Enrique, en El Paso, comenzaron a secarse por la oruga y, poco a poco, se han ido desplazando al sur de la isla, donde se han asentado. El pasado verano ya se vivió un episodio muy similar, cuando comenzaron a aparecer las primeras orugas en las Tabladas y después se extendió por toda la localidad, hasta llegar cerca del barrio de Montes de Luna, en Villa de Mazo.

Gregorio Alonso, alcalde de Fuencaliente de La Palma, señala que la presencia de este insecto "está dañando a lugares del municipio que hasta el momento se habían salvado", como la vegetación del Volcán de San Antonio y el Roque Teneguía. Además, indica que al no tener tantos alimentos, ha empezado a afectar a otras plantas, como vinagreras y tegasastes, dando lugar a un paisaje de tonos marrones, muy similar al que deja un incendio cuando se ha extinguido. 

Preocupación por la viña

Sin embargo, el alcalde espera que el frío haga que la situación mejore, ya que preocupa la cercanía de la oruga a los Llanos Negros, una zona de viñedos situada a las faldas del Volcán de San Antonio, donde se cultiva más del 80% de la uva malvasía que hay en la isla.

La lagarta canaria es una especie endémica de las islas que está viviendo una explosión demográfica por condiciones que se desconocen, según Francisco Prieto, Jefe de Servicio de Medio Ambiente Y Emergencias de La Palma. Además, declara que “hay que dejar que la naturaleza actúe y siga su curso”, ya que, cuando se producen estos aumentos de población de la oruga, surgen los llamados biocontroladores, es decir, otros insectos que se alimenta de la lagarta.

Depredadores 

Estos seres vivos, como avispas o moscas, pican a la oruga y depositan sus huevos en su interior, haciendo que la lagarta no se convierta en mariposa y permitiendo que no crezca la población. Además, otros animales que ayudan a controlar la población de este insecto son las grajas, mirlos, pinzones o canarios.

Por otro lado, no se trata de la primera vez que se produce esta situación en La Palma. Desde el Cabildo Insular señalan que “posiblemente sea el más extenso y duradero de las últimas décadas”. Han existido afecciones de este insecto en la isla a los pocos años de producirse incendios como los de 2009, 2012 y 2019. Sin embargo, desde hace poco tiempo estos episodios se están produciendo con mayor frecuencia, aunque se desconoce el motivo por el que su aparición masiva sea más constante. 

Pelos urticantes

La presencia de esta especie no representa ningún riesgo grave para el pinar, con el paso del tiempo, se recuperan sin mayor problema, aunque algunos ejemplares jóvenes o que sean débiles por otras afecciones pueden morir. El aspecto que más preocupa de estas orugas se encuentra en sus pelos, que son urticantes y pueden provocar algunas reacciones alérgicas, por lo que se recomienda no estar en contacto con ellas.

En caso de necesidad se recomienda la protección de la piel y vías respiratorias mediante el uso de guantes y mascarilla, teniendo especial cuidado en evitar que alcance los ojos. Si se produce contacto se debe limpiar la zona afectada con agua si frotar la zona y acudir al médico para su valoración y tratamiento, en especial si se sufre algún tipo de alergia o hipersensibilidad.