En Canarias existen múltiples zonas de baño naturales que han sido esculpidas a lo largo de los siglos por la acción conjunta del fuego y el agua. Espacios que, lejos de ser simples charcos o piscinas, se convierten en verdaderos santuarios del relax, la belleza geológica y el baño al aire libre. En este caso, hablamos de un enclave especialmente fotogénico y tranquilo, donde las formaciones volcánicas han creado un entorno único y muy poco conocido por los turistas.

Rodeado de paisajes abruptos, este charco de origen basáltico se encuentra al final de una carretera que serpentea entre campos, acantilados y vestigios volcánicos. La recompensa tras el recorrido es inmediata: aguas limpias, accesos acondicionados y una calma que solo rompe el vaivén del océano.

Formado por coladas basálticas

El lugar recibe el nombre de Charco Manso, y se sitúa en el municipio de Valverde, en la isla de El Hierro. Su formación se debe a las antiguas coladas de lava que, al llegar al mar, solidificaron y generaron estructuras caprichosas: arcos de piedra, túneles y pequeñas cuevas que hacen de esta piscina un espectáculo natural.

Las propias rocas actúan como una barrera natural que protege el charco del oleaje fuerte, por lo que las aguas suelen mantenerse calmadas en las zonas interiores. Este abrigo convierte al Charco Manso en una zona ideal para el baño familiar, sin grandes riesgos y con un encanto especial.

Un rincón bien equipado

Aunque el entorno mantiene su esencia salvaje, se han habilitado accesos cómodos para el baño, así como solárium y escaleras de entrada al agua. También hay una zona de aparcamiento próxima y una pequeña cafetería, lo que permite pasar allí varias horas sin preocuparse por la logística.

Durante el verano, es habitual encontrar residentes que se acercan a disfrutar de una jornada de baño y desconexión, pero sigue siendo un destino poco frecuentado por turistas.

Apto para hacer snorkel

Para quienes disfrutan del buceo ligero, el fondo rocoso del Charco Manso alberga una gran variedad de especies marinas que pueden observarse fácilmente con unas gafas de snorkel. Las aguas son claras, especialmente en los días de mar tranquilo, lo que facilita la visibilidad.

Si además se quiere explorar la zona, los alrededores invitan a realizar pequeñas rutas de senderismo costero, disfrutando de acantilados, vegetación típica y el sonido constante del Atlántico.