Canarias tiene numerosas rutas para los amantes de la naturaleza y el senderismo. De baja dificultad y con un recorrido accesible, muchas de ellas se convierten en la opción ideal para disfrutar en familia. En La Gomera, más concretamente, hay caminatas donde pequeños y grandes podrán maravillarse con los paisajes mientras recorren un tramo de historia.
Aunque al hablar de bosques tropicales se vienen a la mente lugares remotos, en Canarias hay uno que destaca por su riqueza natural. Ubicado en la isla verde, este enclave fue el primer espacio natural español en ser declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1986.
Sendero circular
Se trata del sendero de La Laguna Grande, ubicado en pleno Parque Nacional de Garajonay, concretamente en el municipio de Vallehermoso. El recorrido comienza en la zona de aparcamientos y se adentra en un paisaje variado donde se pueden encontrar fayal-brezal, viñedos, pinares y hasta un pequeño bosque de castaños.
A medida que el trayecto avanza, el entorno cambia, ofreciendo una experiencia envolvente dentro de un ecosistema único. Es una ruta circular, así que se terminará en el punto de partida y se podrá disfrutar del área recreativa para descansar y disfrutar de la naturaleza —con zonas para comer, jugar, manteniendo siempre limpia la zona—.
Refugio para especies únicas
La importancia de mantener este y otros bosques de Canarias radica en lo especiales que son. El Parque Nacional de Garajonay, en concreto, es uno de los más antiguos de Europa, ya que ha perdurado desde la Era Terciaria. Además, su excepcional conservación lo convierten en una de las mejores muestras de bosques de laurisilva que todavía existen en el continente.
A pesar de su tamaño más reducido en comparación con otros bosques tropicales del mundo, aquí sobreviven especies endémicas, es decir, seres vivos que solo pueden encontrarse en La Gomera. Este rincón natural es un auténtico tesoro ecológico y un destino imprescindible para los amantes del senderismo.
Amor de leyenda
Y si disfrutar de un espacio natural único no fuera suficiente, el Parque Nacional de Garajonay recibe su nombre gracias a una de las leyendas más tristes y hermosas de Canarias. Hace siglos, cuando las islas estaban habitadas por los aborígenes canarios, cada territorio se dividía en pequeños reinos. En La Gomera, un poderoso rey tenía una hija llamada Gara, destinada a casarse con un príncipe local elegido por su padre para fortalecer su dominio.
Un día, mientras paseaba por la costa, Gara se encontró con un joven de cabellos rubios dormido en la arena. Fascinada por su belleza, se quedó a su lado hasta que él despertó. Al abrir los ojos, Jonay, un príncipe del sur de Tenerife, quedó igualmente cautivado. Desde aquel instante, ambos quedaron perdidamente enamorados.
Un trágico final
Su amor era prohibido, pues Gara debía casarse con el príncipe elegido por su padre. Durante un tiempo se vieron en secreto, hasta que llegó el día en que ella debía contraer matrimonio. Desesperada, corrió a la playa para contarle la noticia a Jonay, y juntos decidieron huir a Tenerife. Sin embargo, fueron descubiertos. Y, aunque Jonay luchó valientemente contra los guerreros que querían separarlos, al verse rodeados tuvieron que escapar hacia las montañas.
En la cima del roque más alto, se abrazaron y, antes de vivir separados, se lanzaron al vacío juntos, sellando su amor para siempre. Desde entonces, el bosque donde ocurrió su trágica historia lleva el nombre de Garajonay, en honor a los dos amantes que prefirieron la muerte antes que renunciar a su amor.
