Diciembre es el mes en el que los juguetes lo invaden todo. Estanterías repletas, almacenes a rebosar y un consumo que se dispara a pocos días de Navidad. Es también cuando la Policía Local de San Cristóbal de La Laguna activa uno de sus dispositivos más técnicos y menos visibles: la campaña preventiva Juguete Seguro, cuyo objetivo es evitar que productos peligrosos lleguen a manos de los niños.
"Lo que estamos haciendo es una campaña preventiva impulsada por la jefatura del cuerpo", explica el oficial de la Policía Local Francisco Martín González Báez, uno de los mandos responsables del operativo. "El objetivo es comprobar que los juguetes que se comercializan cumplen con la normativa de seguridad vigente".
Más riesgo en Navidad
La razón de intensificar los controles en estas fechas es evidente. "En Navidad aumenta mucho la venta de juguetes y, con ello, el riesgo de que lleguen al mercado productos que no cumplen la norma", señala. Por eso, insiste, la clave no es reaccionar tarde, sino anticiparse: "La finalidad principal es proteger a la población infantil evitando riesgos".
Aunque las inspecciones se desarrollan cara al público, el trabajo comienza semanas antes y lejos de los escaparates. González Báez explica que la campaña se estructura en dos fases muy diferenciadas. La primera es una investigación previa, discreta, en la que agentes de paisano recorren la ciudad.
Un mapa de jugueterías
"Generamos un mapa con todos los establecimientos donde se venden juguetes: jugueterías, bazares, comercios multiproducto", detalla. Ese trabajo permite clasificar los locales según el tipo de incidencias detectadas: "Desde establecimientos donde no hay prácticamente problemas hasta otros donde las incidencias son más graves".
Solo entonces se pasa a la segunda fase, la intervención directa. "Ahí ya vamos al establecimiento y procedemos a realizar una inspección ocular del producto", explica el oficial.
Qué se mira cuando se inspecciona un juguete
Dentro del comercio, los agentes siguen un protocolo muy concreto. "Comprobamos cinco aspectos básicos", resume González Báez: el marcado de la Comunidad Europea (CE), la identificación del producto, las advertencias, las edades recomendadas, las instrucciones y el etiquetado. Todo debe ser coherente y comprensible para el consumidor.
El punto más crítico es el marcado CE. "Es lo primero que miramos", subraya. "Porque cuando el marcado de la Comunidad Europea es incorrecto, está manipulado o falsificado, el juguete no ofrece ninguna garantía y puede suponer un riesgo para la seguridad infantil".
No se trata solo de que esté presente, sino de que cumpla unos requisitos técnicos muy concretos. "Tiene que ser visible, legible e indeleble", explica. Cuando no es así, la actuación es inmediata: "La ley nos ampara para proceder como medida cautelar a la retirada del producto".
Advertencias en castellano y productos rastreables
Otro foco habitual de problemas es la información al consumidor. "Las advertencias tienen que estar en castellano y ser claras", recuerda el oficial. En muchas inspecciones, especialmente en bazares, los agentes detectan juguetes con textos únicamente en inglés o en chino. "Eso es motivo de retirada", afirma.
También se revisa que el juguete sea identificable y rastreable. "Anotamos nombre comercial, lote, datos del fabricante y del importador", explica. "Así sabemos de dónde viene el producto y quién lo ha puesto en el mercado".
Las instrucciones, cuando son necesarias, deben estar igualmente en castellano, y el embalaje no puede generar confusión. "Nos encontramos casos en los que hay un marcado CE dudoso en la caja original y una pegatina posterior intentando corregirlo", señala. "Ante esa contradicción, la indicación es clara: retirada del juguete".
Cuando el material también importa
En algunas inspecciones, el problema no es solo el etiquetado. El material del juguete también entra en juego. "Valoramos si es PVC, si es aceitoso, si tiene olor", explica González Báez. "Ahí podríamos estar ante estalatos, que pueden ser tóxicos o cancerígenos".
En esos casos, una unidad del producto se envía a Consumo para su análisis. "El resto queda inmovilizado como medida cautelar", añade.
Actas, precintos y depósitos policiales
Cada retirada conlleva un procedimiento administrativo exhaustivo. "Confeccionamos un acta de inspección con base legal, testigos y fichas individuales por cada artículo", explica el oficial. Todo queda documentado, incluido un informe fotográfico detallado.
Los juguetes retirados se embalan, se precintan y se numeran antes de quedar depositados en dependencias policiales. "Hay un trabajo logístico importante detrás", reconoce.
Más de 2.700 juguetes retirados
El balance provisional da una idea de la magnitud del operativo. "Hasta la fecha hemos retirado algo más de 2.700 juguetes en tres establecimientos", señala González Báez. En otros comercios, las incidencias han sido menores y se han corregido sobre la marcha.
El mensaje, insiste, es de calma. "Esto no se trata de generar alarma social", aclara. "No hablamos de un peligro inmediato, sino de prevención. Son incumplimientos que, si no se corrigen, podrían derivar en un riesgo".
Prevención y seguridad infantil
La campaña Juguete Seguro se suma a otras actuaciones preventivas activas en estas fechas, desde controles de alcohol y drogas hasta campañas de comercio seguro o contra el acoso escolar. Todas, recuerda el oficial, comparten un mismo enfoque.
"La seguridad infantil es una prioridad", concluye. "Y desde la Policía Local seguiremos trabajando de forma preventiva para garantizar que los juguetes que llegan a los hogares cumplan la normativa y ofrezcan todas las garantías".
