La transformación comercial de los centros históricos se ha convertido en un campo de tensión cada vez más visible en muchas ciudades españolas, y La Laguna no es la excepción. En los últimos años, la llegada de cadenas de restauración y franquicias ha generado descontento entre los vecinos del casco antiguo, quienes denuncian que el tejido comercial tradicional —pastelerías, tiendas de barrio, comercios de proximidad— se está viendo desplazado por el poder económico de grandes marcas.
Uno de los casos más recientes que ha despertado el debate es la confirmación de que Burger King abrirá un establecimiento en la plaza de la Concepción, lo que suscitó protestas vecinales por la posible pérdida de singularidad urbana y por el riesgo de que la ciudad se transforme en una “zona de ocio homogéneo”.
La presión sobre el comercio local va más allá del simple enfrentamiento simbólico: muchos comerciantes advierten que los alquileres suben de forma desorbitada cuando una cadena fuerte decide instalarse en un local vecino, lo que dificulta que los negocios tradicionales puedan mantenerse.
Este contexto sitúa el diálogo con el alcalde, Luis Yeray Gutiérrez, en un escenario cargado de contradicciones: algunos ciudadanos reclaman protección del carácter histórico y diversidad comercial del casco, mientras que las herramientas legales del municipio respecto a franquicias resultan limitadas. Esta entrevista explora precisamente ese punto: cómo equilibra el Ayuntamiento las quejas vecinales, cuáles son sus márgenes de acción real y qué estrategias plantea para mantener vivo el pulso del comercio local frente al empuje de las grandes marcas.
PREGUNTA: En el casco histórico se percibe que muchos vecinos están en contra de la proliferación de franquicias ¿El ayuntamiento cómo encaja estas quejas vecinales? ¿Hasta qué punto puede proteger el casco de esta proliferación y con qué herramientas?
RESPUESTA: A mí me llama poderosamente la atención que se utilice el tema de las franquicias como si fuese un instrumento de agresión contra el grupo de gobierno. Primero, porque está muy bien desde un atril o desde un escaño del ayuntamiento hablar de las franquicias no teniendo competencias en gestión local. ¿Y por qué digo esto? Lo digo porque ni el Ayuntamiento de La Laguna, ni ninguna administración local tienen competencia para poder limitar la implantación de este tipo de franquicias. Ahora bien, ¿qué estamos haciendo?, Pues intentar, a través de los presupuestos del ayuntamiento, impulsar y proyectar el comercio local. En el próximo presupuesto lo vamos a hacer, vamos a destinar una partida dirigida a ellos directamente. No al gestor del inmueble, sino al que está realizando la actividad económica en el local que está regentando. A esas personas hay que ayudarlas para que continúen en La Laguna y para que se sigan sintiendo respaldadas por el ayuntamiento.
Esto no solo pasa en La Laguna
Yo puedo hablar con propiedad de las franquicias y ustedes lo pueden ver. En Córdoba, sales de la mezquita y en la puerta principal te encuentras un establecimiento de hamburguesas super conocido. Eso está pasando en en todas las ciudades, no solamente en las distinguidas por la UNESCO para ser protegida. Entramos en una situación de libre mercado, de oferta y demanda. ¿Qué está pasando en el municipio San Cristóbal de la Laguna? En la ciudad, la llegada de estas franquicias (y no estoy diciendo que sea la solución) le está dando una segunda vida a muchísimas casas que tienen la distinción de BIC, que son bienes que tenemos que resguardar entre todos y rehabilitar. Pues le están dando un segundo uso. ¿Es la mejor opción? Para mí, no, pero les están dando una mejor visibilidad a la propia a la ciudad. Cuando hablamos de por qué proliferan las franquicias y no prolifera la charcutería o la frutería, pues habrá que ver e ir a preguntar. Hace escasamente unos meses, estuvimos pendientes de la casi desaparición de la pastelería de la catedral. Fuimos allí, hablamos, estuvimos con ellos y nos decían: "Es que no hay relevo generacional, no quieren trabajar en nuestro negocio”. Y gracias a que una familia con dos jóvenes a la cabeza se puso al frente de este negocio, seguimos manteniéndolo abierto. Otra realidad es que, cuando nos encontramos con una situación en la que el ayuntamiento necesita adquirir inmuebles y hacemos la oferta en base a la propuesta económica que nos traslada un funcionario después de hacer un estudio financiero, nos encontramos con el privado y nos dice: “Alcalde, es que esto no es ni la cuarta parte de lo que nos están ofreciendo esta franquicia o esta o esta empresa"
Entonces, eso también es un problema, ¿no? O sea, las franquicias llegan porque pagan más por el arrendamiento y desplazan a los negocios locales.
Por eso precisamente nos estamos centrando en buscar líneas que puedan ayudar económicamente a mantener a flote los negocios tradicionales y estoy convencido que ese es el camino. Pero no pasa en La Laguna solo, pasa en todas las ciudades patrimonio. Y no creo tampoco que haya que rasgarse las vestiduras. Si se están implantando estas franquicias, es porque hay una rotación del producto, porque se vende, porque la gente lo acepta como tal. Otra cosa distinta es que las herramientas que tenemos en el ámbito municipal sean escasas, pero si son escasas y las ejecutamos, seguramente podremos también aportar nuestro granito de arena, que es lo que vamos a hacer precisamente con todos estos negocios. Ahora mismo en el municipio San Cristóbal de La Laguna hay más de 10 negocios que están por encima de los 100 años. Nos sentimos obligados (y estamos trabajando en ello precisamente) a ayudar a ese tipo de empresarios.
Esta partida directa para el comercio local, ¿cuándo la veremos?
Ahora mismo estamos trabajando en un marco legal, estamos haciendo los últimos estudios para conocer la realidad del sector a través del área de comercio. Ya lo tenemos bastante avanzado y habrá una partida diferenciada dentro del presupuesto dedicada precisamente a esta ayuda, al impulso de este tipo de comercio.
