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La Laguna

Estudiantes de la ULL denuncian las trampas de sus caseros en La Laguna

La mayoría se quejan de estancias muy pequeñas y caras, electrodomésticos rotos y trampas de los caseros, aunque algunos advierten incluso de intentos de estafa

5 minutos

Vivienda en alquiler. / EFE

Encontrar un piso de alquiler para estudiantes que no dé problemas en La Laguna es una tarea cada vez más complicada. Así lo denuncian numerosos estudiantes de la universidad, que cada año pasan por el proceso de descartar decenas de apartamentos infradotados antes de quedarse con el definitivo.

El precio del alquiler en La Laguna continúa estando por debajo de la media nacional. Según el Informe de precios en alquiler en España de Idealista, publicado en febrero de 2022, la media de coste por metro cuadrado en España se sitúa en 10,7 euros. La ciudad universitaria tinerfeña se sitúa algunos puntos por debajo de esa cifra, a 7,79 euros el metro cuadrado según datos para el mismo periodo de Indomio, y está muy lejos de los exorbitados precios de ciudades como Madrid y Barcelona, donde la media del coste del alquiler de un apartamento entero supera los 1.200 euros, según publica El Economista.

Barato, pero en malas condiciones

Alquilar no es caro en La Laguna, pero encontrar un hogar decente no es fácil. "Sí hay habitaciones por 160 ó 170 euros cerca de la avenida Trinidad, pero claro, a ver dónde te metes", comenta a Atlántico Hoy Víctor, estudiante lagunero que consulta el mercado inmobiliario habitualmente.

"Me voy a mudar a la zona de Trinidad, a un cuarto por 170 euros más gastos. El piso no tiene salón y la habitación no tiene ventanas a la calle, pero tampoco tenía la antigua y ahí pagaba casi 300 euros", cuenta Dani, un estudiante de Cartagena que está este año en La Laguna con una beca Sicue.

Impuestos aparte

Dani relata para Atlántico Hoy las trampas que su antiguo casero intentaba hacerle para ahorrarse gastos. "Pagamos 260 de alquiler y, dentro de los gastos, nos incluía el impuesto de recogida de basuras y las cuotas de la comunidad de vecinos. Yo creo que los gastos fijos no se pueden cobrar... La casa es de él, tendrá que pagar los impuestos. Entiendo que se cobren los variables como el agua, la luz, el WiFi... Pero las basuras...", comenta Dani indignado.

Este estudiante denuncia que no es la única treta que el casero ha intentado hacer. Así, cuenta que el diferencial de la vivienda saltaba de forma habitual y el dueño contrató un amperaje mayor. "Quería cobrarnos los gastos derivados de cambiar el contrato", dice Dani. "También nos quejamos de que el apartamento tenía muchas humedades porque le faltaba ventilación y su solución fue pintar la pared sin más, no tratarla", añade.

Electrodomésticos rotos

Más estudiantes se encuentran con problemas como el de Dani, en casos en los que los caseros intentan hacer que sean los inquilinos los que paguen desperfectos ocasionados por el uso normal de la vivienda. "Nos quieren cobrar la reparación de la lavadora porque si hay ropa trabada es nuestra culpa. Estamos esperando a que venga el técnico pero, básicamente, nos ha dicho que, si es eso, lo pagamos nosotros", denuncia Merchi, estudiante gaditana.

Laura, otra alumna andaluza de la ULL, se queja de que la inmobiliaria con la que contrató su alquiler lleva desde septiembre sin arreglar el extractor de humo de la cocina aludiendo a que "no es algo urgente". "Vivimos en la calle Heraclio Sánchez, en un piso de tres habitaciones, aunque una de ellas parece una despensa más que una habitación. Nos cuesta 680 euros", añade Laura.

Problemas con inmobiliarias

Los problemas con las inmobiliarias son también una denuncia recurrente del estudiantado. "Se supone que cobrar el mes 'de la inmobiliaria' al entrar al piso está prohibido. Al final estamos pagando nosotros un servicio que está contratando el casero", se queja Elena, una alumna segoviana de la ULL que, como Dani, ha tenido que mudarse del primer piso al que llegó. 

Nicolás, un joven hispano-canadiense que estuvo el año pasado viviendo en La Laguna, explica a Atlántico Hoy que también tuvo problemas con su inmobiliaria. Tras surgirle una oferta de trabajo en Quebec, tuvo que abandonar el piso antes de la fecha de vencimiento de contrato. Desde la inmobiliaria le comunicaron que no le devolverían la fianza porque la dueña de la vivienda estaría perdiendo un alquilado sin preaviso suficiente para buscar otro, pero, según se enteró el joven más adelante, la dueña no llegó a recibir aquel dinero, sino que se lo quedó la inmobiliaria.

DNI falsos en los contratos

Las quejas sobre las devoluciones de la fianza también son comunes. María (nombre ficticio a petición de la entrevistada), estudiante grancanaria de la ULL, explica a Atlántico Hoy cómo terminó por descartar un piso tras varios visos de que el casero estafaba a sus alquilados. "Vimos la casa y descubrimos que en el anuncio ponía que había tres habitaciones, pero solo tenía dos. Nosotros somos tres, así que el dueño nos enseñó un cuarto de lavadoras, con una pila de agua y un termo, y nos dijo que podría quitar las máquinas y poner ahí una cama, pero que el termo no se podía mover", cuenta.

La casa les gustaba, pero el casero no les daba confianza por más motivos. Hicieron el pre contrato, que especificaba que se especificaba que el pago se realizaría en metálico a un familiar del arrendador, pero revisando los documentos descubrieron que el DNI del dueño y del familiar eran coincidentes. Tras solicitarle que aclarase esa cuestión, este les dijo que se trataba de su hermano, con el que compartía números de DNI, y se había confundido con la letra. Tras enviarles un nuevo pre contrato, el DNI que figuraba en este tampoco era correcto.

Se quedaba las fianzas

Además, el propietario incluía en el contrato clausulas extrañas. Se reservaba el derecho al uso del jardín, según les explicó, para "hacer fiestas", avisaba de posibles cortes de luz o establecía límites de gasto por persona para agua, electricidad o gas. "Prefiero que me digan que no les interesa desde un principio, para no estar mareando, la verdad", les espetó cuando insistieron en aclarar las razones de las clausulas y la corrección del DNI.

Tras descartar el apartamento, María conoció a más estudiantes que también habían estado alquilado por este propietario, en esa y otras viviendas. "Un chico nos contó que no le quiso devolver la fianza íntegra a pesar de que no había dejado desperfectos. Al parecer, es algo de lo que sus alquilados siempre se quejan, se queda las fianzas. Sus habitaciones no están en condiciones ni mucho menos, y encima que las cobra a 350 euros al mes, se queda parte de tu fianza", indica esta joven, que muestra a Atlántico Hoy las conversaciones por WhatsApp con el casero, pero pide que no se publiquen sus imágenes.

¿Y el bono al alquiler?

Carlos cuenta a este medio que su alquiler, según la propietaria, "es legal, pero no está registrado". "¿Eso qué significa? ¿Voy a poder pedir la ayuda joven al alquiler o no?", se queja. El bono aprobado por el Gobierno y pendiente de su adaptación por parte del Ejecutivo canario es otra de las inquietudes de los jóvenes que buscan piso en La Laguna, ya que para su recepción es necesario adjuntar el contrato del alquiler y muchos no saben si realmente sus contratos son legales.

Las condiciones de la ayuda especifican, entre otras cosas, que el receptor debe ser mayor de edad, tener menos de 35 años, un contrato de alquiler de 600 euros o menos -aunque las comunidades pueden subir esta cifra hasta 900 euros- y una nómina por cuenta ajena de menos de 24.318,84 euros anuales.