La Universidad de La Laguna (ULL) ha puesto en marcha un laboratorio especializado en la detección de microplásticos en aguas, una iniciativa que busca adelantarse a las exigencias de la normativa europea en materia de calidad ambiental y salud pública.
La unidad, denominada Polymer Analysis and Research (POLAR), está dirigida por el catedrático de Química Analítica Javier Hernández Borges y se integra en la Sección de Química de la institución académica. Nace del impulso del Grupo de Investigación en Química Analítica Aplicada, con amplia trayectoria en el estudio de estos contaminantes emergentes.
Los microplásticos, partículas sólidas de origen sintético o modificado con tamaños que oscilan entre un micrómetro y cinco milímetros, se han convertido en una de las mayores amenazas ambientales del siglo XXI. Su persistencia y facilidad para infiltrarse en la cadena alimentaria los han colocado en el punto de mira de la Unión Europea.
Directivas europeas
De hecho, hay directivas que obligan a los estados miembros a evaluar su presencia en fuentes de agua de consumo antes de 2029, y a controlar las aguas residuales y lodos destinados a la agricultura.
“Con POLAR nos adelantamos a la aplicación de estas normativas, ofreciendo un servicio científico-técnico capaz de responder a la demanda creciente de análisis fiables y rigurosos”, explica Hernández Borges.
El laboratorio cuenta con tecnología de vanguardia, entre la que destacan la microespectroscopía de infrarrojos (µFTIR), la pirólisis acoplada a cromatografía de gases con espectrometría de masas (Py-GC-MS) y la estereomicroscopía. Además, dispone de una sala limpia certificada ISO-6 y protocolos de control para evitar falsos positivos durante la manipulación de las muestras.
Aunque su foco principal está en el análisis de aguas, POLAR también trabaja con otros materiales como suelos, sales o bebidas.