Cuando estoy escribiendo estas líneas el incendio forestal declarado en Tenerife deja ver claramente las terribles consecuencias que esto significará para los ecosistemas y para los equilibrios naturales de la isla. Cuando la voracidad del fuego no puede con los medios humanos y técnicos, como en esta ocasión y en anteriores siniestros en las Islas, rápidamente nos asalta la congoja y el desgarro, así como las preguntas.

Entre ellas, claro está, la de qué se puede hacer para evitar (digamos que casi a riesgo cero) esta tragedia para el medio natural de un Archipiélago con hábitats frágiles.

Las consecuencias de esta tragedia y de otras que recordamos de un pasado cercano hacen que la población guarde como tesoros las zonas vegetales que son imprescindibles para el equilibrio de la vida y la sostenibilidad del territorio archipielágico.

En 2021, el colega Yuri Millares, director de la revista “Pellagofio”, publicaba el artículo “Vacas bombero en Gran Canaria, primera experiencia”, acerca de la actuación piloto con bovino de la raza canaria para la prevención de incendios forestales en el barranco de Tejeda. Ya en 2018 se resaltaban las pruebas, en el mismo sentido, con ovejas y cabras, incluso con burros, que pudieran llegar a lugares de difícil acceso, pues sabemos de sobra que la masa forestal que sobra es combustible para el fuego.

No es que vaya a ser una solución definitiva, claro que no, pero toda ayuda para prevenir los incendios forestales resulta vital. Precisamente me llega una información de Familia Torres en la que remarca que tras la introducción de rebaños en los viñedos como práctica de viticultura regenerativa, extiende ahora el pastoreo con animales domesticados a sus fincas forestales en el caso de Cataluña. “Se trata de mantener limpios los bosques y gestionarlos desde un enfoque holístico”.

En este caso se cuenta con la capacidad del caballo, gran herbívoro gregario que puede recorrer largas distancias mientras pastan. La práctica agroforestal denominada ‘silvopastoreo’ (en latín, silva significa bosque) procura el beneficio tanto a la tierra como a los animales, aportando materia orgánica para el suelo y un entorno fresco y con sombra para el ganado, a la vez que sirve de mecanismo de prevención de incendios.

Los expertos aseveran que el caballo contribuye en esta situación preventiva abriendo caminos que actúan de cortafuegos naturales por zonas intransitables para el humano.

La bodega familiar colabora con Forest Horses, asociación dedicada a la restauración de bosques mediante el pastoreo con caballos, para introducir un grupo de caballos en una finca que posee en la comarca del Alt Penedès. Durante estos meses, se está adecuando la zona con la instalación de cercados y abrevadores que necesitarán los animales cuando lleguen en trashumancia a la finca el próximo otoño.  

Todo un ejemplo, pues, que ahora los rebaños que solo habían pastado puntualmente fuera del viñedo se introducirán de forma planificada en zonas boscosas de las fincas. En su finca de montaña de la comarca del Alt Camp, colabora desde el mes de junio con una pastora de cabras y en los próximos meses introducirá otro rebaño caprino externo en sus bosques de la Conca de Barberà.

Resulta de lo más amargo y doloroso que se queme nuestro monte y, a todas luces, aunque sea a ‘toro pasado’, cualquier acción (planes técnicos de gestión de mejora forestal) y todas juntas y conjuntadas  han de tenerse en cuenta y en práctica para la salvaguarda de nuestros espacios naturales y que ni una hectárea caiga en las fauces de las llamas.