Opinión

¡Árbitro, la hora! (Crecimiento económico español y sus previsiones)

Emprendedor y empresario

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Querido lector, cuando me dispongo a escribir estas líneas la previsión de crecimiento del PIB para 2021 se sitúa en 4,8%. Esperemos que, desde este momento hasta la publicación del artículo, estas previsiones no sufran otra corrección más a la baja, porque al final vamos a dar gracias de haber crecido en este 2021, con independencia de cuánto.

Podrán comprobar el sarcasmo de quien les escribe, pero es que hay dos formas de afrontar el tema que voy a tratar en este artículo: con dramatismo o con humor, y a mi me enseñaron que siempre es mejor utilizar la segunda siempre que sea posible y dejar la primera para aquello que es inevitable y realmente importante.

La tasa de crecimiento, mediante el cálculo por diferencias del PIB real de la economía de hoy con el de hace un año, compara la riqueza de un país con la de hace un año y mide cuánto más se ha producido y vendido. Y por supuesto, esto es importante, ya que el hecho de que crezca el PIB significa un aumento de la actividad económica y esto redunda en menor desempleo, aumento de la renta per cápita y mejora las expectativas, aumenta el gasto de los consumidores, aumenta la recaudación, etc.

En un entorno normal un crecimiento del 4,8% es una gran noticia para la economía española. Para entendernos, son cifras que no se alcanzan desde el año 2000, por lo que, sin contexto, sería una gran cifra de crecimiento. El problema, como siempre, está en el dichoso contexto. Y es que en 2020 la economía debido al coronavirus, cayó casi un 11%, por lo que acabando 2021 estaremos todavía bastante lejos del nivel de Producto Interior Bruto de 2019. Este horizonte afirman ahora “los expertos” que será a principios de 2023.

El mayor problema en mi opinión se da porque nos han estado vendiendo la moto desde hace más de un año -recuerden aquello de que la recuperación económica sería en forma de V asimétrica- y cualquiera que tire un poco de memoria y de hemeroteca puede observar la magnitud del tocomocho. Hace menos de un mes era el Fondo Monetario Internacional el que recortaba el crecimiento de España en 2021 del 6,4% al 5,7%; esta misma organización, a su vez, hace un año situaba que acabaríamos 2021 con un 7,2% de crecimiento. En junio de 2020, el Banco de España apuntaba que la tasa de crecimiento del PIB en España para 2021 sería del 9,1%. Y en octubre el propio gobierno elevaba su previsión más optimista al 9,8%. Es decir, en poco menos de un año la realidad ha sido que hemos crecido la mitad (o menos) de lo que nos contaban.

Esto no hace sino reflejar una realidad irrefutable, que hoy en día debido a la mala memoria colectiva, la sociedad no castiga ni pide responsabilidades por este tipo de engaños a la clase política y sus asesores satélite, pertenecientes no solo a gobiernos sino también a organismos supranacionales que funcionan gracias a los impuestos que todos y cada uno de nosotros pagamos de forma directa e indirecta.

Me parece inconcebible que no se exijan unas previsiones reales a las entidades, ya que muchas familias, pymes y empresas toman decisiones de vital importancia basadas en este tipo de información y expectativas. No es de recibo que estas entidades lancen, por tanto, números aleatorios, máxime cuando hablamos de organismos con presupuestos millonarios y que podrían atraer a los mejores analistas para realizar cálculos fidedignos. Aquí entramos en la eterna dicotomía: o bien ustedes estaban mintiendo a sabiendas, o bien son unos enormes incompetentes. Y la verdad no sé cuál es peor de las dos.

Por todo ello y teniendo en cuenta que queda mas de un mes para acabar el año, es por lo que, como en el fútbol, será mejor que digamos aquello de “¡árbitro, la hora!”, esperemos que el año acabe lo mejor posible y que acierten en 2022.