Lo del nombre con el que le bautizaron, “Ego”, ya presagia mala espina ¿verdad? Está claro que la caracterización del personaje de animación del filme deja constancia de una época quizá pasada: el rigor basado en la grisura y la severidad omnipotente del “valorador gastronómico”. ¿Sigue vigente esa particularidad?
¿Está tan pendiente el público del crítico gastronómico dixit? La característica psicológica, eso constituye harina de otro costal; no acabaríamos. Hoy es tan heterogénea la comunicación gastronómica y vitícola y sus valedores que, lejos del arquetipo de Antón, se multiplica la información, la interpretación y la opinión en fórmulas de crear necesidades -en un mundo en el que hay que saber de todo- más que de personas avezadas que, por lo que sea, llevan engarzado ese "título" incierto de crítico gastronómico.
Aunque "ya no se lleva" de forma explícita, el término "crítico gastronómico" perdura, es incombustible. No se ha perdido en absoluto, pero sí se ha desdibujado. Déjenme recordarles que Anton es la “metáfora” de los prescriptores en… Francia (otra harina de otro costal). Está empeñado en cerrar el restaurante Gusteau, ya se lo imaginan: critica su comida –fatal, por supuesto- y… ¡zas! probará el ratatouille –plato estelar de la película, es una especialidad regional francesa elaborada con diferentes hortalizas guisadas- preparado por la ratilla protagonista. Todo muy subliminal.
Críticas negativas, ya. ¿Qué les parece? ¿Ya ven por dónde va el bueno de Anton?
“Pero, en ocasiones –continúa el personaje de animación- el crítico sí se arriesga cada vez que descubre y defiende algo nuevo… el mundo suele ser cruel con el nuevo talento, las nuevas creaciones… lo nuevo necesita amigos. Anoche experimenté algo nuevo –refiriéndose al plato en cuestión, de la Provenza-: una extraordinaria cena de una fuente singular e inesperada: decir sólo que la comida y su creador han desafiado mis prejuicios sobre la buena cocina subestimaría la realidad”.
El guiso que conmovió a Anton Ego porque lo trasladó a la infancia | Wikipedia
“Me han tocado en lo más profundo –asegura el personaje ‘grisáceo’ a posta pero que al final de la trama se ilumina él, su percepción y hasta su aspecto-. En el pasado, jamás oculté mi desdén por el famoso lema del chef Gusteau: ´Cualquiera puede cocinar´. Pero al fin me doy cuenta de lo que quiso decir en realidad: ´No cualquiera puede convertirse en un gran artista, pero un gran artista puede provenir de cualquier lado´.
El mensaje del crítico de ficción va hacia un trasfondo que bien podría sintetizarse: cuando una composición o concepto culinario no solo es bueno sino que toca la fibra de esa persona que, al fin y al cabo está preparada para detectar matices distintivos, esa fibra de severidad impostada tendría que caer por su propio peso.
¿Por dónde empezamos? | FB
¿Porqué? ¿Porqué nos gusta o no? He ahí el quid. Delimitar el término, la sensación del porqué de eso que estamos probando.
