Fran Belín./ CEDIDA

Opinión

Día de los Océanos… (atender los Océanos a diario, mucho más acertado)

Periodista

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La gastronomía marca los destinos turísticos con un peso importante a estas alturas aunque el mar también está incluido en la agenda de las temáticas que desarrollará el V Encuentro de los Mares, que, entre otros puntos, analizará la relación entre las actividades turísticas vinculadas al mar, las que desarrolla el sector primario y la gastronomía marinera.

Tenerife será la sede entre los días 16 y 19 de julio, fechas que se acercan ya cuando esta semana (este jueves 8 de junio concretamente), se ha celebrado el Día Mundial de los Océanos, un acontecimiento que pone a las claras lo relevante que resulta ‘ponerse las pilas’, la humanidad enterita, para que la pinta que lleva la sobreexplotación de la pesca junto al alarmante índice de plásticos en los mares y los seres marinos que sirven para nuestra nutrición termine en colapso de la vida, al menos tal y como la entendemos actualmente.

Aún compungido por el disparate de la guerra en Ucrania, y más aún por los acontecimientos relacionados con el desastre de la presa del río Dnieper y la virulencia de las inundaciones –tenía que subrayarlo- me hacía especial ilusión que en la fecha simbólica ya citada pueda recordar que la Isla de Tenerife, Canarias, albergará ese encuentro internacional en el que se mirará con lupa lo que pide a gritos la mar salada para sobrevivir a los estragos a la que se le está sometiendo.

Es por eso que se subraya en el título que no sólo nos quedemos en uno, en un Día de los Océanos, sino que a diario defendamos, preservemos y protejamos al Gran Azul. Si nuestros mares se gestionan con prudencia, éstos serán fundamentales para satisfacer las necesidades futuras para que no se dé por definitivo el descalabro.

El lema de esta edición en la sede tinerfeña será ¡Conservar! en la doble vertiente de conservación de los ecosistemas marinos y la de los alimentos marinos. No pocos desafíos cabe a estas alturas tanto analizar como aplicar en los mares en la próxima década después del acuerdo alcanzado en marzo en la ONU para la protección de los océanos con el Tratado de Alta Mar.

Más de 8 millones de toneladas de plástico ingresan en los océanos cada año, lo que equivale a arrojar un camión de basura de plástico cada minuto, y hasta el 80% de toda la basura en los océanos es plástico. Si continúa este ritmo, para 2050 los océanos tendrán más masa plástica que peces, y el 99% de las aves marinas habrá ingerido plástico en algún momento de su vida. Una información capturada entre centenares en el navegador y todos los datos muy parecidos si los contrastamos.

Tasas de mercurio, los plásticos (y microplásticos ingeridos por los peces), los desperdicios en general… son ‘ingredientes’ del cóctel molotov oceanográfico junto a una creciente población mundial que necesitará más alimentos, medicamentos, energía y minerales.

La conservación no sólo mediante teorías

Así pues, podríamos aferrarnos al mencionado lema de este año -¡Conservar!- por parte del comité científico del Encuentro de los Mares, liderado por uno de los biólogos marinos más importantes del mundo, el oceanógrafo Carlos Duarte. La conservación de los océanos, la de alimentos marinos y el mundo de las conservas de pescado serán ejes temáticos de esta edición en la que se debatirá acerca de la sobrepesca, los residuos marinos, protección de cetáceos y turismo gastronómico; también de salazones, ahumados y congelados.

Esperanza, siempre, a partir de los dictámenes científicos (biólogos marinos, oceanógrafos, referentes de la industria pesquera y cocineros de todo el mundo) que se expondrán a lo largo de las tres jornadas una ‘radiografía’ actual del mundo marino, focalizando su atención en los océanos como única fuente posible de alimento humano sostenible y saludable en las próximas décadas.

Una firme revolución internacional podría irrumpir como estrategia íntegra e integral de las masas de agua salada con la utilización de las nuevas tecnologías o desarrollar la labor global para fundamentar un marco regulador muy fuerte basado en cada zona del planeta, también extensivo a la actividad de las granjas marinas.

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