La indumentaria de los cocineros fue cambiando en los últimos años a la par que la mentalidad, cuando salieron de las panzas ocultas de los restaurantes para preocuparse por el parecer del cliente acerca de sus mañas culinarias.En realidad, la uniformación de los chefs refleja su esencia personal, como aquellos atrevidos (como nuestros Víctor Cruz, con la indumentaria pintada a mano con el coyote o los huevos fritos, o Benito Álvarez, verdadero coleccionista de estilos variopintos). Están los que no renuncian a las líneas pulcras de antaño, níveas, sin colorines.
Una faceta, pues, la del vestido profesional, que va y viene dada la evolución de la presencia social y pública de hombres y mujeres que se encargan de dar la felicidad de mesa y mantel.