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Opinión

Estrellita del Oriente

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estrella de oriente negrín

Canarias fue uno de los mejores sitios de Europa donde anoche pudo verse la Estrella de Belén. Un rarísimo fenómeno astronómico (la conjunción entre Júpiter y Saturno), que casualmente este año ocurrió la noche anterior a la Lotería de Navidad de hoy. Ojalá en un rato este artículo quede anticuado y pueda decir que nos cayó la Lotería.Yo, por si acaso, saqué mis dos billetes (juego eso), a ver si la luz de la estrella los iluminaba, al menos para un reintegro. Cuentan que, en Presidencia del Gobierno, el Presi Ángel Víctor, ya tarde para que nadie lo viera, conjuró a la Estrella de Belén, para pedirle que le iluminara en sus relaciones de bella amistad con Madrid y le proteja de esa panda de ministros de holgado cerebro.El Vice Román Rodríguez sacó, a escondidas de sus asesores, el pendrive de los presupuestos del año que viene, a ver si la luz celestial, proyectada sobre la Gran Canaria, hacía el “efecto gofio” de las mañanas y les daba fuerza. Y hasta Fernando Clavijo, cuentan, fue visto anoche corriendo hacia El Cristo, bañándose de luz estrellada, a ver si el año que viene le viene sin “reparos” y el puchero que está cocinando en CC le sale bien.Más de 800 años desde que la Estrella de Belén fue vista por última vez. Espero que anoche haya iluminado a miles de hogares de triste figura, como Don Quijote. Y también a Papi, a Mami y a Abuelos, que no son Don Quijote, pero a los que jamás les tiembla la lanza a lomos de Rocinante. Y dale fuerza a La Luz, estrellita, para que ningún molino o gigante pueda empañar la sonrisa de un niño en esta época.Estrellita del Oriente, nunca pido nada, por eso, concédeme tres deseos: poder vivir en paz y amar a los míos, e incluso a unos cuantos “allegados”. Dame fuerzas para seguir levantándome cuando me golpeen. El dinero, bueno...el dinero va y viene. Y, sobre todo, a poder ser, que tu luz no ilumine a esa pandilla de “papas fritas”, ya ensolerados en su estúpida egolatría, sentadores de cátedra demagógica y arrimados al horror de su propia soberbia. Sin más detalles, saben perfectamente a lo que me refiero...