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Opinión

Felicidad en valor...

Hoy hablaremos de dos formas de afrontar la vida, de concebir el bienestar, puesto que influirán en la valoración que hagamos de nuestra vida en cada momento.

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Cada semana nos planteamos en este artículo de nuestro blog en Atlanticohoy, diferentes claves que potencien nuestro bienestar, mostrándote alternativas y herramientas que te ayuden a potenciar un modelo de vida basado en la consecución de una felicidad sostenible. 

Hoy hablaremos de dos formas de afrontar la vida, de concebir el bienestar, puesto que influirán en la valoración que hagamos de nuestra vida en cada momento. El primer estilo de vida que nos plantearemos responde a la pregunta “¿qué tomaré del mundo para ser feliz?”. 

Efectivamente estamos hablando de un modelo de bienestar hedónico, asemejando la felicidad a cualquier consecución de placer o ganancia inmediata, con lo que me aportará una visión del mundo dividida en dos mitades, aquellas situaciones que me aportan valor y aquellas que le restan, es decir, lo bueno y lo malo. 

En la actualidad la gran mayoría de los modelos educativos, sociales, profesionales y aunque parezca mentira familiares están amparados en esta inmediatez ganancial que nos dirige irremediablemente a un bienestar que no depende en exclusiva de nosotros, acudiendo en muchas ocasiones hacia un modelo de felicidad que se sustenta en la buena o la mala suerte que nos brinda la vida. 

Sin duda esa vida placentera parece apetecible pero tiene sus desventajas ya que implica vivir en una montaña rusa de vivencias, llegados a este punto, cabría preguntarnos: 

¿qué puedo mejorar yo en mi vida que me ayude a conseguir un bienestar más estable? 

Nos referimos concretamente a la felicidad eudaimónica. Desde esta visión, la felicidad se cimenta y fortalece desde el desarrollo y crecimiento personal que aporta sentido a nuestra vida en función de que nos sentimos parte de algo mayor, un modelo basado en valores o en la puesta en marcha de nuestras dimensiones morales que dotan de sentido cada acción que realizamos. 

Entendiendo que mi búsqueda no debe ir dirigida hacia la obtención de una valor final de mi felicidad, sino que debo entenderla como parte de mi propio recorrido vital, dotándome de las herramientas que me ayuden a gestionar adecuadamente aquellas situaciones que pudieran ocasionarme displacer, tristeza e incluso sufrimiento. 

Por ello debemos tener cuidado con aquellos vendedores de la felicidad exprés, que plantean que la felicidad se apoya únicamente en la inmediatez del Sé Feliz… y en el fondo existe una carencia personal, de sentido, de vivencialidad. Ello implica iniciar un viaje, sin destino final, solo viaja e implicate.

joserivero@jose-rivero.com