Varios bomberos de Las Palmas de Gran Canaria se encadenaron este martes frente al Ayuntamiento de forma simbólica para protestar por la gestión municipal del servicio. “No lo hacemos por capricho ni espectáculo, sino por desesperación, es un grito de auxilio”, afirmó a los medios de comunicación Raúl Esclarín, delegado sindical de UGT en el colectivo.
“No se trata de una huelga encubierta ni tampoco lo hacemos por dinero, es una llamada a la conciencia de quienes tienen la responsabilidad de cuidar a la ciudadanía y a quienes peleamos por su seguridad sin descanso, nos dirigimos directamente a la alcaldesa, Carolina Darias”, continuó quien además es cabo del servicio de extinción y salvamento de la capital.
"Estamos agotados"
No solo apelaron a la regidora, sino que también mencionaron a Sebastián Naranjo, jefe del servicio. “Estamos agotados física, moral y emocionalmente tras años de maltrato institucional, nos sentimos olvidados, denigrados y ninguneados por una jefatura que ha roto el diálogo con su propia plantilla, no queremos más promesas vacías ni parches”, subrayó.
Esclarín, con sus compañeros justo detrás pancarta en mano, expuso que buscan —por parte de la corporación municipal— soluciones reales, respeto y dignidad. “No queremos que ocurran las situaciones que debemos lidiar cada día con faltas de respeto, malas formas y una actitud tanto despótica como dictatorial”, exclamó el bombero.
"Queremos modernizarnos"
“Reclamamos que se obligue a nuestros jefes a sentarse con nosotros a dialogar de verdad y a poner fin a los múltiples problemas organizativos que nos lastran cada día. Somos conscientes de que faltan medios materiales y eso no se resuelve de la noche a la mañana, pero también sabemos que hay cosas que se pueden cambiar ya si existe voluntad”, dijo.
“Queremos modernizarnos y ser un cuerpo que dé un servicio más efectivo a esta ciudad, que podamos trabajar más cómodos nosotros y que nuestro trabajo sea mejor para todos los ciudadanos”, prosiguió. Por otro lado, indicó que el modelo es insostenible porque la plantilla está envejecida “sin relevo generacional a la vista”. “Necesitamos savia nueva”, aseveró.
"Un acto de resistencia"
Lamenta que, a pesar de ver mejoras en el parque móvil, les perjudica la gestión que depende directamente de la jefatura. esta situación nos rompe por dentro y no podemos más. “Por eso hoy nos encadenamos, no como símbolo de confrontación, sino como acto de resistencia, porque ya no sabemos cómo hacernos oír”, detalló Esclarín.
“La jefatura del servicio está negada, bloqueada, y si desde la Concejalía de Seguridad o desde la Alcaldía no se le da un tirón de orejas o un pescozón, por decirlo de alguna forma, pues ahí estamos”, afirmó. Eso sí, apuntó que hay una plaza de jefe de servicio cercana a publicarse, pero “hasta que eso ocurra pueden pasar meses”.