“Te bloquean y de repente no puedes pedir taxi”, cuenta un cliente castigado por Taragranca, central de radiotaxi que ofrece sus servicios en algunos municipios de Gran Canaria, entre ellos la capital. Estos “castigos” complican el día a día de varios usuarios que lo ven “injustificado”.
Una visión que no comparten la patronal y la cooperativa que gestiona actualmente la emisora. Para ellos, las incidencias responden a la necesidad de proteger el trabajo del taxista y evitar pérdidas económicas. No obstante, todas las partes implicadas cuestionan, en alguna medida, los fallos estructurales del servicio, sobre todo en Las Palmas de Gran Canaria, una ciudad cada vez más atascada.
Clientes frustrados
José, usuario habitual del taxi y una persona castigada por la emisora, asegura que su bloqueo se produjo “por presuntamente no estar en el sitio donde pedí el taxi”, algo que niega de manera tajante. Afirma que el episodio ocurrió mientras caminaba hacia una rotonda desde la que había solicitado el servicio: “Veía la rotonda en todo momento y ningún taxi paró”.
Desde entonces, no puede pedir taxis a la emisora, lo que en cierta parte ha limitado su movilidad diaria, sobre todo en momentos de prisa, donde la guagua no suple la necesidad, y cuando quiere evitar el tráfico con su vehículo particular y estar con rollos buscando aparcamiento en el centro de la ciudad.
Sin justificación del bloqueo
Un ejemplo claro para él es su efecto en la vida social: “Cuando uno quiere tomarse algo o bajar en guagua, después no puedo pedir taxi para subir. Y lo peor es que tengo amistades que tampoco pueden pedir porque están bloqueadas durante años por motivos que no justifican”.
Lo que más le indigna es pasar de haber recomendado Taragranca como “la mejor emisora de taxi” a sentirse “molestísimo” tras lo ocurrido.
También en la aplicación
Laura vive una situación distinta pero igual de incómoda para su movilidad por la capital. Canceló un taxi a través de la aplicación disponible porque otro libre pasó antes por su calle tras estar esperando más de 20 minutos.
Aun así fue bloqueada en la app: “Llamé a Taragranca y el operador me dijo que tenía que ir a la central para pagar la bajada de bandera si quería usar otra vez la aplicación. Es un rollo tener que ir físicamente por tres o cuatro euros”.
Aunque puede seguir pidiendo taxi por teléfono, la situación le resulta “mucho más lenta y frustrante”, sobre todo cuando el teléfono “ni siquiera da llamada”.

La opinión de los taxistas
El presidente de Autaxi, Ángel Hernández, asegura que tanto clientes como taxistas están descontentos. La emisora —explica— funciona como un proveedor de servicios por el que los profesionales pagan 60 euros mensuales, pero muchos conductores sienten que la gestión “ha dado la vuelta”: “Nos tratan como si fuéramos empleados, no como abonados”.
Sobre los clientes bloqueados, reconoce que hay casos justificados, sobre todo cuando un usuario pide un taxi y luego se marcha en otro vehículo libre. “El tiempo del taxista es dinero”, insiste. Cada desplazamiento en vacío supone pérdidas económicas, especialmente cuando el sistema no permite advertir al cliente de retrasos o congestión.
Fallos de la emisora
Sin embargo, también señala fallos internos que agravan la situación. Uno de los más graves, dice, es la falta de capacidad para atender llamadas de cancelación: “Hay clientes que intentan avisar, pero no les cogen el teléfono. ¿Qué se supone que deben hacer?”.
Por lo que insiste en que hay que analizar caso por caso porque al final “no toda la culpa es del cliente ni toda de Taragranca”.
Desde su visión, la emisora se ha quedado atrás tecnológicamente y critica la falta de promoción de las aplicaciones disponibles (Pide Taxi y Taxi Click). También denuncia que ciertas directrices obligan a los taxistas a contravenir la ley, como no cobrar el importe real del taxímetro cuando llegan a recoger a un cliente que luego no está.

Explicación desde la cooperativa
Cosme Daniel Mesa, presidente de la Cooperativa de Taxis de Las Palmas —responsable actual de la emisora— rechaza el término “sanción” de cara a tratar el tema. Expone que la mayoría de los bloqueos son por incidencias asociadas a servicios no utilizados.
“No hay nada estipulado sobre penalizaciones. Solemos ser bastante permisivos. Si eres cliente habitual y dejas tirado a un compañero, no pasa nada. Solo se pone una incidencia si hay reiteración”, explica. Insiste en que no se trata de castigos económicos: “No pedimos 20 o 30 euros. Solo la bajada de bandera, entre 3 y 4 euros, del servicio que no se ha utilizado, pero se ha pedido”.
La incidencia queda registrada en la ficha del número de móvil y solo se solicita su pago si el cliente quiere volver a usar Taragranca: “El castigo, por así decirlo, es que no se puede pedir taxi por esta emisora, pero no vamos detrás de nadie reclamando el dinero”.
Un nuevo método de pago
Mesa reconoce, no obstante, que el proceso para pagar estas incidencias es engorroso. “Hacemos venir a los usuarios hasta las oficinas a pagar pequeñas cantidades, y entendemos que es molesto. Estamos implantando un sistema de pago telemático a través de un enlace bancario que entrará en funcionamiento en breve”.
Asimismo, dentro de todo este sistema, también recuerda que las incidencias aplican tanto a clientes como a taxistas. En el caso de los compañeros, quienes rechazan servicios asignados o se retrasan, pueden quedar un mes sin recibir despachos pese a haber pagado su cuota mensual.

Principales problemas
El presidente de la Cooperativa reconoce que la problemática de Taragranca es “muy compleja” y depende de tres factores clave, siendo el tráfico el principal de ellos, al dificultar llegar a tiempo.
A esto se suma la tecnología, en ocasiones insuficiente, sobre todo en picos de demanda, como en las horas puntas; y también los hábitos de los usuarios, que continúan apostando por la llamada telefónica en un 70% para pedir un taxi, pese a la disponibilidad de aplicaciones y un servicio de WhatsApp.
Intento de mejora
En noviembre, Taragranca gestionó 119.820 servicios, de los cuales solo el 8% fueron cancelados.
Mesa insiste en que la prioridad es mejorar la rapidez y fiabilidad. Pero recalca que, mientras el tráfico siga colapsando la ciudad en horas punta, “es complicado dar un buen servicio”.