Entre las armas destruidas destacan principalmente las escopetas. /Cedida
Entre las armas destruidas destacan principalmente las escopetas. /Cedida

De escopeta a tostadora: destruidas 1.500 armas en Las Palmas que no acabarán "en manos equivocadas"

La Guardia Civil de Las Palmas ha retirado de la circulación una ingente cantidad de armas que se han llevado a la península, para fundirlas y reconvertir el acero de sus componentes en materiales de uso cotidiano como piezas de coche o electrodomésticos

Atlantico Hoy

La Comandancia de la Guardia Civil de Las Palmas, en colaboración con el Servicio de Material Móvil y las comandancias de Cádiz y Sevilla, ha llevado a cabo la destrucción de más de 1.500 armas que se encontraban depositadas en las Intervenciones de Armas y Explosivos de la provincia.

La actuación, desarrollada el pasado mes de septiembre, responde al Reglamento de Armas vigente, cuyo objetivo es retirar de la circulación aquellas armas que nunca podrán acabar en manos equivocadas, reforzando así la seguridad de los ciudadanos.

Las piezas fueron trasladadas a una empresa siderúrgica en la península, donde se sometieron a un proceso de fundición. El acero reciclado suele destinarse a la fabricación de objetos de uso cotidiano, desde piezas de coche a electrodomésticos, transformando instrumentos creados para causar daño en elementos útiles para la vida diaria.

Entre las armas destruidas destacan principalmente las escopetas, aunque también había rifles, carabinas, pistolas, revólveres, armas de aire comprimido, fusiles de pesca submarina, armas blancas, de alarma y de señales, entre otras tipologías.

Las razones de depósito eran diversas: desde propietarios que solicitaron su destrucción hasta resoluciones judiciales y administrativas, pasando por armas que superaron el plazo legal de custodia de un año o aquellas que resultaban prohibidas por carecer de número de serie o marcas oficiales.

Esta operación forma parte del Plan Integral de Control de Armas de Fuego (PICAF), cuyo propósito es cumplir con la normativa nacional y la Directiva de Naciones Unidas sobre armas. Con esta estrategia, la Guardia Civil busca prevenir riesgos como el tráfico ilegal, la recuperación indebida de armas inutilizadas, la transformación de armas simuladas en reales e incluso la fabricación artesanal de ingenios capaces de disparar proyectiles.