Las diferencias entre los barrios de Las Palmas de Gran Canaria son visibles y así lo ha reflejado un informe, elaborado por la ULPGC para el ayuntamiento, que radiografía las desigualdades existentes entre 112 barrios — de los 122 existentes, excluyendo aquellos con menos de 100 habitantes por secreto estadístico —-.
Este primer gran diagnóstico de salud pública de la capital ha expuesto que hay 33 barrios a los que se debe de prestar una mayor atención teniendo en cuenta su contexto socioeconómico, estado de salud y riesgos asociados. De ellos, los que requieren mayor prioridad por su vulnerabilidad son El Lasso, Jinámar y Vegueta, ha apuntado Beatriz González, catedrática de Economía de la universidad y coordinadora del informe.
Desigualdades entre barrios
A través de 45 indicadores, el estudio confirma un silencio a voces de la realidad de Las Palmas de Gran Canaria: la ciudad presenta profundas desigualdades entre barrios, tanto en renta como en salud.
El estudio "compara la salud entre los barrios y los determinantes sociales de la salud", como son "la pobreza, la desigualdad económica, las malas condiciones de habitabilidad o el número de ancianos que viven solos, etcétera", ha detallado su directora, para así establecer "un diagnóstico diferencial donde se miran los barrios con más necesidades".
Diferencias económicas
La diferencia de renta media entre los barrios más pobres y los más ricos es abismal: mientras en Jinámar, El Lasso o Las Rehoyas la media ronda los 14.000 euros, en barrios como La Minilla, Ciudad Jardín o Tafira Alta supera los 35.000 euros por persona.
“Lo más preocupante no es solo la pobreza, sino la desigualdad interna”, ha advertido González. “Hay barrios, como Santa Catalina-Canteras, donde el 20 % más rico tiene cuatro veces más recursos que el más pobre . Es decir, la brecha interna en algunos barrios es incluso más acusada que entre distritos enteros”.
Además, 91.000 personas viven en riesgo de pobreza en la ciudad (el 24% de la población), y 42.000 en pobreza severa. El caso más extremo es el de Jinámar, donde casi la mitad de sus habitantes (49,2%) están en esta situación, mientras que en La Minilla es de un 7%. Esta desigualdad también se manifiesta en el desempleo juvenil, indicador en el que El Lasso supera el 62 %.

Efectos en la salud
Estas diferencias económicas tienen un claro reflejo en la salud. El estudio emplea indicadores como la obesidad infantil, la diabetes tipo II, el tabaquismo, el exceso de mortalidad por causas evitables y los niveles educativos, entre otros.
“Hemos confirmado lo que otras investigaciones ya apuntaban: la salud depende del lugar donde vives, no solo de tus hábitos. Y eso nos obliga a actuar”, ha asegurado la catedrática.
En barrios como Las Rehoyas, los niveles de mortalidad evitable están muy por encima de la media, en especial entre los hombres. “El suicidio, el cáncer de pulmón o enfermedades cardiovasculares son más frecuentes en los barrios más empobrecidos”, detalla el informe.
Menos bebés y más envejecimiento
Otro de los datos más alarmantes del diagnóstico es la caída de la natalidad. Desde 2015, solo diez barrios no han visto reducido el número de nacimientos. “Ahora mismo solo el 2,7% de los habitantes de la ciudad son infantes menores de cinco años, un porcentaje inferior al promedio autonómico y nacional”, ha indicado la investigadora.
En el otro lado de la balanza, se constata un acelerado envejecimiento poblacional, con barrios como Tafira Baja que tienen una alta proporción de mayores de 80 años, lo que plantea necesidades crecientes en dependencia y servicios sociales.
“La ciudad tiene menos nacimientos y más envejecimiento. Eso lo deja muy claro el informe”, ha apuntado la alcaldesa Carolina Darias. “Necesitamos políticas públicas que hagan que vivir en esta ciudad sea más fácil para los jóvenes. Esto tiene que ver con la vivienda, el empleo, la conciliación. Queremos que Las Palmas siga siendo una ciudad para la vida”.
Plan municipal de salud pública
Una de las principales conclusiones del informe es que los distritos ya no son válidos como unidad de análisis o de acción pública, ha explicado la catedrática, que ha añadido que “los barrios eran invisibles a las políticas. Este diagnóstico les da visibilidad, y con ello, derecho a recibir políticas adaptadas a sus necesidades”.
Con los datos sobre la mesa, el Ayuntamiento anuncia el siguiente paso: la elaboración del primer Plan Municipal de Salud Pública, que tendrá como eje central la intervención prioritaria en los barrios más vulnerables.
“Queríamos dejar de trabajar a ciegas y ahora disponemos por primera vez de una herramienta de precisión. Las Palmas de Gran Canaria quiere ser ciudad referente en prevención y salud urbana”, ha afirmado Darias, quien también pidió la colaboración del resto de administraciones para aplicar soluciones conjuntas.
Entre las acciones ya en marcha, la alcaldesa ha destacado la alimentación saludable en las escuelas infantiles, la creación de corredores verdes, el impulso del ejercicio físico intergeneracional, y los programas de atención domiciliaria para mayores.
“El código postal no puede ser un condicionante de vida”, ha sentenciado Darias. “Este diagnóstico nos permite actuar con conocimiento, diseñar políticas públicas a pie de barrio, donde vive la gente y donde realmente se construye la ciudad”.