Triana, la primera gran zona comercial de Las Palmas de Gran Canaria, ha resistido al paso del tiempo. Su historia es, en buena medida, la historia de la propia ciudad. Desde que Thomas Miller abriera, a finales del siglo XIX, un almacén de venta al por mayor de víveres y otras mercancías, la vía adquirió un marcado carácter mercantil. "La calle del comercio" la llamaba Tomás Morales.
Desde entonces ha superado modas, crisis y epidemias y se ha transformado al mismo ritmo que cambiaba el mundo. Entre esos cambios destaca la globalización que, por ejemplo, durante las últimas tres décadas desplazó a los negocios locales para dar paso a las franquicias de grandes compañías. Pero esa realidad ahora afronta nuevos desafíos que vuelven a cambiar la fisionomía de Triana.
Quiebra
En los últimos 24 meses, han bajado la persiana enseñas tan reconocidas como H&M, Decathlon, Massimo Dutti y, más recientemente, Benetton, cuya salida ha sido especialmente simbólica por llevar más de 30 años en Triana y por ocupar uno de los edificios más representativos del paseo peatonal. El goteo de cierres marca un cambio de ciclo y deja en evidencia la fragilidad del modelo comercial urbano frente a los retos actuales.
El aumento de los precios del alquiler en la zona es uno de los factores más señalados por los comerciantes. Los contratos se han encarecido notablemente en los últimos años, hasta multiplicar el coste del metro cuadrado respecto a otras zonas comerciales de la capital. Este contexto ha obligado a muchas firmas a revisar su viabilidad y, en muchos casos, a optar por trasladarse a centros comerciales más accesibles o directamente abandonar el mercado local.
Nuevos hábitos
A ello se suma una caída del consumo en el comercio físico, acelerada tras la pandemia, y una competencia feroz del canal online, que gana terreno sin asumir los mismos costes operativos que el comercio presencial. Desde las asociaciones de empresarios de la zona lamentan la falta de políticas públicas de apoyo que frenen la desertización comercial de Triana y piden medidas urgentes de revitalización urbana, incentivos como los bonos consumo —con ejemplo cercano de Santa Cruz de Tenerife— y una revisión de la presión regulatoria.
La marcha de Benetton ha sido especialmente significativa. La histórica marca italiana atraviesa una delicada situación financiera y ha iniciado un proceso de reestructuración a nivel global, que incluye el cierre de tiendas en varios países y un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en España que afecta a decenas de trabajadores. El abandono del local en Triana no solo es un golpe para la imagen comercial de la calle, sino también una señal del deterioro general del sector del retail en ubicaciones urbanas tradicionales.
¿Planes de dinamización?
Los comerciantes de Las Palmas de Gran Canaria confían en que el ayuntamiento desarrolle planes de dinamización para el centro, pero muchos temen que las soluciones lleguen tarde. La transformación de los hábitos de consumo, el desequilibrio entre oferta y demanda en el alquiler de locales y la falta de una estrategia comercial definida para el casco histórico amenazan con dejar a Triana como un mero recuerdo de lo que fue.
¿Está el centro histórico condenado a perder su papel como motor comercial de la ciudad? La respuesta dependerá de la capacidad de adaptación del tejido empresarial, del compromiso institucional y de una visión renovada que permita convertir la crisis actual en una oportunidad de reinvención.