Una moción de censura ejecutada el pasado 27 de mayo ha puesto fin de manera abrupta a los planes de fusión entre dos de las principales organizaciones del taxi en la capital grancanaria: la Cooperativa de Productores Taxistas “San Cristóbal” y la Cooperativa de Productores Taxistas de Las Palmas de Gran Canaria.
El movimiento interno supuso el cambio de directiva en la Cooperativa de San Cristóbal, frustrando así el ambicioso proyecto que buscaba unir fuerzas para hacer frente a los retos del sector, sobre todo ante la posible irrupción de las compañías VTC (Vehículos de Transporte con Conductor) y la necesidad de ahorrar costes operativos, además de obtener ventajas competitivas para sus asociados, entre ellas mejores precios en los repuestos al poder hacer pedidos más grandes, explican fuentes del equipo saliente.
Gestión
Las mismas fuentes niegan que el cambio de directiva esté relacionado con una mala gestión económica o problemas internos en ese sentido, pues tanto San Cristóbal como Las Palmas han hecho importantes reformas en los últimos, están saneadas y arrojan resultados positivos. La primera tiene unos 700 asociados y la segunda unos 1.000. De ahí la relevancia de juntarse en una misma plataforma.
El proyecto, además, estaba abierto a quien quisiera sumarse. En Gran Canaria existen otras cuatro cooperativas ubicadas en el sur y el sureste, principalmente en San Agustín, Maspalomas, Telde y Santa Lucía.
El plan de ruta original era aprobar las cuentas en la asamblea de mayo y luego la fusión en junio, pero un grupo descontento logró los apoyos necesarios para remover a José Juan Acosta, uno de los históricos el sector, ya próximo a la jubilación. Su puesto lo ocupa ahora Orlando Angulo.
Más de 60 Años
La Cooperativa de Productores Taxistas “San Cristóbal” es una de las entidades con más tradición en la isla. Fue constituida el 18 de agosto de 1964 y ha sido distinguida con la Medalla de Oro de Las Palmas de Gran Canaria por su trayectoria, galardón que recibió en 2019, precisamente con Acosta al frente de la misma, pues ha encadenado varios mandatos con equipos afines.
La moción de censura, impulsada por un sector crítico con la directiva y el plan de fusión, ha paralizado cualquier avance del proyecto, forzando a cada cooperativa a replantear su estrategia individual en un entorno de alta competencia.
La nueva junta directiva deberá ahora decidir si abandona definitivamente la vía de la fusión o si busca nuevas fórmulas de colaboración.