Las Palmas de Gran Canaria continúa esperando la declaración de zona tensionada. Pero los últimos datos del mercado abren una pregunta incómoda: ¿sirve realmente para algo? Según el Observatorio del Alquiler, el modelo aplicado hace un año en Cataluña —referencia para el resto de ciudades— no ha logrado frenar el alza de precios y ha contribuido a la desaparición masiva de oferta.
El nuevo barómetro del Observatorio, correspondiente al segundo trimestre de 2025, señala que la provincia de Barcelona, epicentro de la regulación, ha perdido más de 47.000 viviendas en un año desde que entró en vigor la figura de zona tensionada. La presión sobre el mercado, lejos de moderarse, ha escalado a máximos: 437 personas interesadas por cada vivienda en diez días.
La experiencia, en entredicho
La capital catalana es hoy la provincia más cara para alquilar, con una media de 1.656 euros al mes, un 3,6 % más que hace un año. Ni el control de precios ni el tope a las actualizaciones han contenido la tendencia inflacionista.
El informe concluye que “las medidas de intervención pública han aumentado la incertidumbre y la desconfianza en el mercado”, lo que ha llevado a muchos propietarios a retirar sus inmuebles del alquiler residencial para destinarlos a otros usos, como arrendamientos temporales o turísticos.
Las Palmas, en situación similar
El caso de Las Palmas de Gran Canaria no es muy diferente. Según el mismo informe, la presión de la demanda ha subido a 141 personas por vivienda, una de las más altas del país. El precio medio del alquiler en la provincia se sitúa en 1.128 euros, por encima de territorios como Sevilla, Zaragoza o Salamanca.
El Ayuntamiento de la capital remitió al Gobierno de Canarias un informe en febrero avalando su solicitud de zona tensionada. Sin embargo, la decisión aún no ha sido tomada. El consejero regional Pablo Rodríguez ha advertido que la medida podría ser “contraproducente” si afecta negativamente a la oferta.
Un año de ley sin resultados
El Observatorio del Alquiler concluye que la declaración de zonas tensionadas, lejos de mejorar el acceso a la vivienda, “ha contribuido a la destrucción de oferta, el aumento de la presión y la subida de los precios”. Solo en 2025, se espera que salgan al mercado 14.519 viviendas menos que el año anterior, cuando ya se había registrado un mínimo histórico.
Aunque la intención de la ley era contener los alquileres en zonas con fuertes tensiones habitacionales, los datos revelan que el desequilibrio entre oferta y demanda se agrava. En Barcelona, cada vez hay más personas compitiendo por menos pisos, y los precios no han bajado.
¿Y ahora qué?
Con estas cifras sobre la mesa, la declaración que espera Las Palmas pierde fuerza como solución estructural. Mientras el Gobierno de Canarias dilata su decisión, los datos apuntan a que el modelo aplicado en otras ciudades no ha logrado revertir la crisis, sino que podría estar acentuándola.
El informe es claro: “Hace falta crear más oferta, no solo regular la existente”. De momento, los precios suben, la presión aumenta y la vivienda sigue siendo un bien escaso. La capital grancanaria deberá decidir si quiere seguir el mismo camino… o explorar nuevas vías.
