José Luis Samper lleva desde la EGB debajo del agua. El margullo tiene su mérito porque es buzo profesional, acaba de cumplir los 55 años y lidera Reprosub, un empresa joven que se ha hecho un hueco en el Puerto de Las Palmas mediante la especialización en trabajos submarinos.
La Fundación Puertos de Las Palmas, consciente de la trayectoria de Samper y del ascenso de su compañía, ha reconocido a Reprosub como cliente distinguido en los premios de este año, que serán entregados este jueves por la comunidad portuaria.
Crecimiento
La empresa arrancó en 2007 con dos personas, y desde entonces no ha parado de especializarse y de crecer, "haciendo siempre el trabajo que otros no quieren hacer", como la reparación de depuradoras, pozos negros y canalizaciones de ese tipo.
Esos servicios requieren unos equipos especiales anticontaminación que muy pocas compañías de buceo tienen. Hasta hace nada, de hecho, solo empresas de la Península hacían esos trabajos en Canarias, pero Reprosub cogió recorte, invirtió en equipos y se ha puesto al día.
Anclas
También se han abierto camino en la recuperación de las anclas perdidas de los buques. Son operaciones en las que suelen bajar hasta los 200 metros de profundidad, además de usar un robot y un barco con una grúa capaz de mover 60 toneladas.
No decir que no a nada, coger los trabajos más complicados o engorrosos, ha disparado el crecimiento de Reprosub, que tiene 30 empleados y empieza a sufrir las consecuencias del éxito. "Por primera vez hemos rechazado servicios porque no tenemos personal para hacerlos", confiesa Samper.
Más personal
Calcula que necesitan entre 10 y 15 submarinistas profesionales para afrontar la demanda actual de trabajo en el Puerto de Las Palmas, cuyos muelles y dársenas han batido este año récord de actividad gracias a los mercantes derivados del Mar Rojo.
La inestabilidad en Oriente Medio, con Israel en guerra, complica la ruta tradicional del Canal de Suez. Eso obliga a los buques a bajar hasta Sudáfrica para subir luego a Europa, situación que beneficia a La Luz por su potente cartera de servicios, sobre todo en suministro de combustible y reparaciones navales.
De la tierra
"Estamos buscando como locos a gente de la tierra que les guste bucear de verdad, pero no encontramos submarinistas profesionales canarios", lamenta Samper.
La empresa prefiere que sean isleños por el arraigo y la inversión en formación, pues son pocos los buzos de fuera que echan raíces y Reprosub los quiere "hasta la jubilación".
Seguridad
Ese problema de personal está asociado a la dureza y los riesgos de una profesión o actividad en la que los errores se pagan con la vida.
El empresario, que es hijo del mítico José Luis Samper Sepúlveda, primer buceador profesional que tuvo el Puerto de La Luz, le quita hierro al asunto.
Preparación
Aprendió el oficio con su padre, desde chico, y ha visto de todo debajo del agua, pero considera que los riegos de un submarinista preparado no son mayores a los de un taxista, quien, con cada carrera, sube a un "desconocido al taxi".
Es obligación del buzo y del empresario planificar la inmersión y tener los riesgos bajo control. Siempre, como en cualquier actividad industrial, como en las aguas del puerto, puede haber sorpresas o errores.
Errores
Samper, sin embargo, opina que la mayoría de los accidentes se producen por fallos de terceros, no por la propia actividad del buzo, que considera "dura" pero "segura", como la de un "minero", sobre todo si se invierte en equipos y se reducen los riesgos laborales. En sus 40 años de actividad, añade, ha sufrido "pocos" accidentes.
Actividad
Entre los trabajos habituales destaca la limpieza del casco de los buques, el pulido de las hélices, las reparaciones mediante soldadura y las inspecciones, que vienen a ser la ITV de los barcos.
Reprosub dispone de todas las certificaciones necesarias para realizar su actividad con garantías internacionales, entre ellas las tres ISOS de seguridad, calidad y medio ambiente.
