ACAT Tenerife, la asociación regional de autocaravanas con más peso en Canarias, condena que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria prohíba el uso del aparcamiento municipal de El Rincón a las autocaravanas y los furgones camper homologados como viviendas.
El presidente del colectivo, Juan Martín, considera que se trata de una "discriminación brutal" porque atenta contra la "libre circulación y el estacionamiento" de este tipo de vehículo.
Derechos
Martín aclara que las autocaravanas y los furgones están equiparados a los "automóviles normales".
Por eso, explica el presidente de ACAT, es "ilegal colocar gálibos para impedir que las autocaravanas aparquen en zonas públicas al aire libre", como hacen los turismos en El Rincón, pues supone una penalización por el volumen o la estructura del vehículo.
Martín recuerda que el Ayuntamiento de La Laguna, a principios de 2024, retiró un gálibo en Punta del Hidalgo que perjudicaba a los autocaravanistas. También han emprendido diferentes acciones contra el Ayuntamiento de Santa Cruz para que hagan lo mismo con la barrera instalada en el parking de la playa de Las Teresitas.
Soluciones
El colectivo de autocaravanistas y de campistas reclama a los políticos "altura de miras" para "buscar soluciones", en lugar de recurrir a la "prohibición".
ACAT, además, considera que los nuevos gálibos no solucionarán el problema detectado por Sagulpa en el parking de El Rincón, pues las furgonetas con menos de 2,2 metros de altura sí podrán seguir usando el aparcamiento.
Estos vehículos, a juicio de Martín, son los que generan la mayoría de los problemas, pues no están preparados ni homologados como las autocaravanas, las cuales pagan ahora las consecuencias de la prohibición acordada por la empresa que gestiona los aparcamientos municipales de la capital grancanaria.
Surfistas
En zonas costeras de Tenerife, como El Médano o Las Américas, ocurre algo similar por la gran afluencia de pequeñas furgonetas, cuyos propietarios se mueven en busca de olas o de playas y pernoctan en lugares no habilitados.
Por eso pide ACAT que se regule el uso de los espacios públicos para aprovechar las ventajas de este sector a la economía local, como hacen en Francia y Portugal, en vez de recurrir a la prohibición por el comportamiento de una minoría.
Abogan, en ese sentido, por imponer sanciones a quienes incumplen las normas o los protocolos de convivencia, pero no medidas radicales o unilaterales como los gálibos, que, además, discriminan a las autocaravanas o similares frente a furgones más bajos, los cuales si podrán entrar para estacionar y no suelen estar acondicionados para pernoctar.