Una pegatina que decía “Turismo, ruina de Canarias” sirve de excusa para recordar que, aunque el modelo turístico actual tiene carencias, no se puede negar que el turismo ha sido clave para el desarrollo económico y social de Canarias. Hace 70 años, el índice de analfabetismo en las Islas alcanzaba un 23% y casi la mitad de la población vivía en condiciones de pobreza o de exclusión social —lejos de valores del primer mundo—. Hoy, el Archipiélago tiene sanidad, educación e infraestructuras modernas, por apuntar tres pilares fundamentales de nuestra sociedad. El problema no es el turismo, sino la falta de planificación y sostenibilidad, algo que ya se intentó corregir con iniciativas como la moratoria turística. Cerrar la puerta al turismo no es la solución, sino adaptarlo a los nuevos tiempos, diversificarlo y gestionarlo con inteligencia para garantizar el bienestar de quienes viven en las Islas.