Juan Fernando López Aguilar, PSOE / EFE
Juan Fernando López Aguilar, PSOE / EFE

López Aguilar: “Me negaban el saludo por aprobar el matrimonio igualitario”

El exministro de Justicia y eurodiputado canario recuerda el proceso que hizo posible el matrimonio igualitario en España y advierte del riesgo de retroceso ante el avance de la extrema derecha

Alberto Ley

Hace 20 años, España se convirtió en uno de los primeros países del mundo en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. El encargado de defender aquella histórica reforma desde la tribuna del Congreso fue el entonces ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, canario y figura clave del primer Gobierno de Zapatero.

Dos décadas después, el también eurodiputado socialista repasa con  claridad aquel momento, alerta sobre los riesgos actuales para los derechos LGTBI y reivindica una conquista que, asegura, “ha hecho de España un país mejor”.

[Pregunta] ¿Qué recuerda del momento en que se aprobó el matrimonio igualitario en 2005?
[Respuesta] Lo recuerdo todo, segundo por segundo. Fue la culminación de un proceso de enorme intensidad. Llegué a la ejecutiva del PSOE tras el Congreso de 2000 como responsable de justicia y libertades, y diseñamos un programa de cambio que removiera barreras de discriminación históricas. Al llegar al Gobierno, cumplimos la palabra dada. El Ministerio de Justicia fue la locomotora de las leyes que marcaron esa legislatura: la ley contra la violencia machista, la primera ley trans, el divorcio exprés… y el matrimonio igualitario.

¿Cómo vivió la oposición del PP y la Iglesia?
Fue feroz. La derecha mediática, la política y la jerarquía episcopal se lanzaron en tromba. Decían que destruíamos la familia. El Consejo General del Poder Judicial lo calificó de “aberración de ingeniería social” y hablaban de poligamia o matrimonio con mascotas. Me negaban el saludo, incluso cardenales en el Vaticano. En la entronización de Benedicto XVI, estando con el Rey, le sugirieron no firmar la ley, y él respondió: “Yo no soy el rey de Bélgica, soy el rey de España”. La Constitución lo deja claro: el Rey sanciona y promulga las leyes aprobadas por el Parlamento, no tiene opción.

¿Algún momento especialmente tenso en el Congreso?
Muchos. Cuando defendí la ley, me dijeron: “¿Cuántos homosexuales cree que se van a casar?”. Yo respondí: “El argumento no es cuantitativo, es cualitativo. Es para que puedan hacerlo, en igualdad de condiciones. Y para que puedan divorciarse si quieren al día siguiente”. Siempre dije: los homosexuales se han casado toda la vida… con personas del sexo opuesto. Ya iba siendo hora de que pudieran hacerlo con quienes aman de verdad.

¿Le sorprendió la magnitud del debate que generó una reforma tan breve?
No me sorprendió, pero fue necesaria mucha determinación, astucia y coraje. Era un cambio profundo en una sociedad que venía de décadas de estigmatización y criminalización. Pero logramos algo extraordinario: que una ley legitimada democráticamente abriera una causa de felicidad. Y esas resistencias se disolvieron como un azucarillo. Hoy, el matrimonio igualitario está absolutamente consolidado. Incluso dirigentes del PP que lo consideraban aberrante, hoy celebran bodas homosexuales. Y muchos se han beneficiado de esa ley.

Como canario, ¿qué significó para usted impulsar esta ley?
Mucho. Además de haber compartido este camino con Pedro Zerolo, amigo personal e impulsor clave de esta causa. Fue él quien convenció a la dirección del PSOE para incluirlo en la agenda legislativa. En Canarias, como en toda España, la ley ha echado raíces. Me siento honrado de haber servido a una causa justa que se ha convertido en patrimonio común.

¿Cómo ha cambiado España en estas dos décadas?
España es hoy un país mejor. La ley del matrimonio igualitario, como la de violencia de género, la ley trans o el divorcio exprés, supusieron una gran emancipación. Incluso la derecha ya no se atreve a discutirlas. Hemos ganado ese debate. Y el cambio es visible: hoy un adolescente homosexual puede mostrarse con naturalidad ante sus amigos, su familia y su entorno. Antes, se lo ocultaban a sus propios padres.

¿Le preocupan los pactos del PP con Vox?
Por supuesto. La extrema derecha está creciendo en toda Europa, y eso pone en riesgo derechos que pensábamos consolidados. Ningún derecho está garantizado para siempre. Como decía Pedro Zerolo: “Los derechos se conquistan, se disfrutan, pero sobre todo se defienden”. Hay gente que vota contra sus propios intereses, fanatizados por el odio que circula en redes sociales. Esa tendencia debemos revertirla. Es una prioridad ética y política.

¿Cree que la sociedad española está preparada para defender esos derechos?
Sí, pero no debemos confiarnos. Cualquier retroceso sería doloroso. Todos los que creemos en estos avances tenemos la obligación de movilizarnos para defenderlos. Hay ejemplos en Europa —Italia, Hungría, Polonia— donde la extrema derecha ha arrasado derechos. La regresión es real, y hay que combatirla con claridad.