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Tomar partido por pollas sin cabeza. En la imagen, Donald Trump recibe a Putin en Alaska. / EFE

Elegir entre pollos sin cabeza

Algunos siguen siendo los mismos patanes, y además cuentan con un equipo de paniaguados, que ahora llaman haters, en todas las redes sociales

El principio del acuerdo es siempre el respeto a la opinión del otro. Te guste o no te guste: escucha, razona y luego opina. Que te dejen hablar y luego deja hablar tú a la otra persona. Así ha avanzado la civilización humana desde antes del ágora griega, desde que hubo que ponerse de acuerdo para dividir un territorio o repartirse unos nísperos o unas ciruelas. Siempre ha habido quien rompe ese juego, el más fuerte, el más ladino o el más sinvergüenza; pero al final esos siempre pierden con el tiempo, ese autor que termina poniendo a cada uno en su sitio, aunque haya algunos que se crean eternos, o que ya estén pensando en criogenizarse: todos los canallas perderán ante al peso de la conciencia cuando les llegue el momento de hacer balance de lo que han hecho y de lo que han aprendido en esta cosa llamada existencia. Y si no se dan cuenta ahora, ya se darán cuando atraviesen ese túnel que dicen que separa la vida de la muerte.

En el reparto ancestral del planeta los más fuertes y pendencieros se quedaron con las mejores tierras; pero al paso de los milenios sucumbieron por acomodarse a lo que daba la tierra o tenerlo todo más fácil. Los mató la holganza y la maledicencia. Los seres humanos que nos trajeron hasta aquí fueron los que tuvieron la peor parte en ese reparto por la fuerza, los que fueron desterrados a los lugares donde la tierra no daba frutas por sí sola y los que se quedaron sin techo para cobijarse. Ahí nació la creatividad y la capacidad de adaptación, y de esos inventos, del fuego, de la piedra, de la agricultura, de la canalización del agua, y también de los abecedarios, venimos casi todos nosotros. Pero algunos siguen siendo los mismos patanes y los mismos brutos de aquellos lejanos tiempos, y además cuentan con un equipo de paniaguados, de eso que llaman haters, en todas las redes. Son terribles. Te dicen que si escribes contra el genocidio de Israel estás a favor de Hamás, o que hay que saber lo que queremos, si a Putin o a Trump, a Xi Jinping o a Maduro y la mayoría de nosotros, o por lo menos yo, lo único que quiero es un mundo en el que se respeten los Derechos Humanos y se ponga coto al abusador, se llame Trump, Maduro, Putin, Hamás o Netanyahu. 

¿Elegir bandera?

Hasta ahora, Occidente había aportado coherencia y defensa de los valores democráticos en esas disputas, pero con la llegada de Trump, ese Occidente que representa una Europa casi sin ejército y sin petróleo puede perder en un par de años el camino andado durante siglos, y sobre todo el camino andado después de dos Guerras Mundiales y muchos millones de muertos. Sé que cuando escriba esto vendrán los dogmáticos de ambos lados a pedirte que jures su bandera, y lo hacen, como digo, diciéndote que si no te posicionas es que estás con los otros, y asesino es quien asesina, y quien mata niños es un infanticida, y quien invade otro país u otro Estado y se impone por la fuerza matando a quienes estaban antes es un genocida, venga de donde venga, y enarbole la bandera que enarbole, y no me pidan que elija esa bandera, porque solo creo en la bandera de la paz

Aquí estaremos un breve tiempo, y lo que estemos tenemos que tratar de dejar un mundo mejor que el que encontramos. Todo lo demás son geoestrategias e ingeniaría financiera, venta de armas, fracaso de la condición humana, y ahora redes sociales que, desde que las enciendes, pretenden que tires piedras a cualquiera de los dos lados sin pararte a pensar y sin tino, como dicen en nuestros campos, todos como pollos sin cabeza que seguimos a otros pollos sin cabeza hasta que a uno de esos pollos descabezados le dé por tirar una bomba atómica o por darse la vuelta y decir que ahora eres tú el enemigo, por tus ojos, por tu piel, por lo que escribas y, sobre todo, por tu pensamiento, o por el petróleo o las tierras raras que pueda encontrar en donde vivas.