El Gobierno de Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump, ha reiterado su respaldo total a la posición de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, consolidando así un giro diplomático clave que ha generado tensiones en la región.
Durante un encuentro en Washington con el ministro de Exteriores marroquí, Nasser Bourita, el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, reafirmó que Estados Unidos reconoce la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental y respalda el plan de autonomía presentado por Rabat como la única base para una solución justa y duradera.
"Estados Unidos apoya la propuesta de autonomía seria, creíble y realista de Marruecos como único marco para resolver el conflicto", subrayó la portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, en un comunicado posterior a la reunión.

Único escenario
La administración Trump ha urgido a todas las partes, incluyendo al Frente Polisario, a entablar conversaciones sin demora, dejando claro que no contempla otro escenario que no sea el del control marroquí con cierto grado de autogobierno para el territorio.
El Sáhara Occidental, antigua colonia española, fue ocupado por Marruecos en 1975, lo que desató un conflicto armado con el Frente Polisario, movimiento respaldado por Argelia, que reclama la celebración de un referéndum de autodeterminación acordado en 1991, pero bloqueado desde entonces por diferencias sobre el censo electoral.
A día de hoy, Marruecos controla de facto el 80% del territorio, un vasto desierto rico en pesca y fosfatos, mientras que la ONU lo considera aún un territorio no autónomo pendiente de descolonización.
España y Francia
En el contexto internacional, el apoyo de Estados Unidos, así como los recientes respaldo de España y Francia al plan marroquí, han sido percibidos como un duro revés para la causa saharaui, que acusa a estos países de traicionar su compromiso histórico con el derecho a la autodeterminación.

El Frente Polisario insiste en que España sigue siendo de iure la potencia administradora del Sáhara Occidental, y denuncia que cualquier solución que no contemple la posibilidad de independencia sería contraria al derecho internacional.
Cooperación EEUU-Marruecos
Además de la cuestión del Sáhara, Rubio y Bourita abordaron la ampliación de la cooperación comercial bilateral y los avances en las relaciones enmarcadas en los Acuerdos de Abraham, con los que Marruecos normalizó sus relaciones diplomáticas con Israel bajo auspicio estadounidense.
La posición estadounidense no solo marca una línea clara a nivel diplomático, sino que refuerza el aislamiento del Frente Polisario en el tablero geopolítico, complicando aún más una solución negociada que, tras cinco décadas de conflicto, continúa sin avances reales.