La tensión social en Marruecos ha dado un salto cualitativo en los últimos días con la detención de 24 personas en Casablanca, entre ellas seis menores, y con disturbios violentos en localidades del sur como Inzegan y Ait Amira, próximas a Agadir —en algunos casos se reportan varios muertos a manos de fuerzas de seguridad, según fuentes no oficiales—. Las protestas, prohibidas por las autoridades, han derivado en el bloqueo de vías rápidas, choques con las fuerzas de seguridad y la quema de vehículos policiales, según informaron fuentes oficiales y medios locales.
El trasfondo de estas movilizaciones, impulsadas por el movimiento GENZ212, conecta directamente con demandas de carácter social y económico: mejora de la educación, acceso a la sanidad pública de calidad, lucha contra la corrupción, igualdad de oportunidades y empleo juvenil. Reivindicaciones que, lejos de ser aisladas, reflejan el malestar de una generación marcada por la precariedad y las dificultades de acceso a servicios básicos.
Implicaciones para Canarias
Para Canarias, que comparte con Marruecos una relación estratégica en materia migratoria, económica y de seguridad, esta oleada de protestas no pasa desapercibida. La inestabilidad interna en el país vecino puede tener efectos en distintos frentes: desde un eventual aumento de los flujos migratorios irregulares hasta la ralentización de proyectos de cooperación bilateral, pasando por la seguridad en la región atlántica compartida.
La proximidad geográfica convierte cualquier alteración del orden en Marruecos en un asunto de interés directo para las islas. La cooperación en materia pesquera, comercial y energética requiere de un clima político estable, al tiempo que la gestión de la ruta migratoria atlántica depende en gran medida de la coordinación entre Rabat, Madrid y Bruselas.
Pulso generacional
Las protestas del GENZ212, organizadas a través de la aplicación Discord, se han convertido en el primer gran pulso juvenil contra las autoridades en años recientes. El Gobierno marroquí insiste en que no se trata de protestas pacíficas, sino de actos ilegales que alteran el orden público, y ha reiterado su compromiso de actuar con firmeza.
El desenlace de este movimiento será clave no solo para el futuro inmediato de Marruecos, sino también para la estabilidad regional en la que Canarias está inserta. La evolución de estas movilizaciones será observada de cerca en el Archipiélago, consciente de que el equilibrio político y social del país vecino repercute de manera directa en su presente y en su futuro.
