Canarias, atenta al nuevo eje Marruecos-Nigeria: gas, poder y futuro en el Atlántico. / AH
Canarias, atenta al nuevo eje Marruecos-Nigeria: gas, poder y futuro en el Atlántico. / AH

Canarias, atenta al nuevo eje Marruecos-Nigeria: gas, poder y futuro en el Atlántico

El reino alauita inicia el gasoducto Nigeria-Europa por el Sáhara y abre un nuevo escenario energético que impacta en la economía, los puertos y la diplomacia del Archipiélago

Martín Alonso

Marruecos ha dado el primer paso para construir el gasoducto más ambicioso en la historia de África. El proyecto, que unirá Nigeria con Marruecos atravesando más de 5.600 kilómetros, ha comenzado oficialmente por su tramo norte, entre el puerto de Nador y la ciudad de Dajla, en el Sáhara Occidental. Este hito marca el inicio formal de una infraestructura estratégica que busca transformar el acceso al gas en el continente y posicionar a Marruecos como puerta energética hacia Europa.

El Nigeria-Morocco Gas Pipeline (NMGP), como ha sido bautizado, costará alrededor de 25.000 millones de dólaresy conectará los vastos recursos gasísticos de Nigeria con los mercados europeos, siguiendo un corredor costero que atraviesa 13 países africanos, incluidos Benín, Ghana, Costa de Marfil, Senegal y Mauritania. Además, contempla ramales terrestres hacia estados sin litoral como Níger, Mali y Burkina Faso, contribuyendo a la integración energética del oeste africano.

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Trazado del gaseoducto desde Nigeria hasta Marruecos que pasará frente a las costas de Lanzarote y Fuerteventura. / AH

El proyecto está impulsado por la empresa estatal marroquí ONHYM y la Nigerian National Petroleum Company Limited (NNPCL), y se prevé que transporte hasta 30.000 millones de metros cúbicos de gas al año, tanto para consumo interno como para exportación. La infraestructura incluirá tramos submarinos, estaciones de compresión y plantas de tratamiento, y su construcción se organizará por fases.

Desafío para Canarias

La construcción del gasoducto Nigeria-Marruecos tendrá consecuencias directas para Canarias, tanto en el plano geoeconómico como en el medioambiental. La iniciativa, de entrada, refuerza la posición del Archipiélago como nodo clave en las relaciones triangulares Europa-África-América, potenciando su papel como plataforma de servicios e innovación energética.

Sin embargo, el proyecto también plantea retos políticos, ambientales y competitivos. El plan de desarrollo portuario asociado al gasoducto contempla mejoras en enclaves clave de la costa atlántica marroquí, como Nador y Dajla, que podrían elevar la competencia regional frente al Puerto de Las Palmas en términos de tráfico energético y servicios offshore. Esta nueva dinámica obliga a Canarias a redoblar su apuesta por la modernización, la eficiencia operativa y la diplomacia económica.

Conflicto saharaui

Al mismo tiempo, el trazado por el Sáhara Occidental reabre debates sobre la implicación indirecta de España en un territorio no descolonizado, y podría tensionar la posición diplomática de Madrid si Canarias se ve implicada en las rutas de distribución o almacenamiento.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, saluda al rey Mohamed VI, durante su encuentro mantenido en Rabat el pasado miércoles y en el que se trató la cesión del espacio aéreo del Sáhara. / BORJA PUIG DE LA BELLACASA-EFE
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, saluda al rey Mohamed VI, durante un encuentro mantenido en Rabat. / BORJA PUIG DE LA BELLACASA-EFE

En el plano ecológico, organizaciones medioambientales ya han advertido del posible impacto en ecosistemas marinos próximos a las Islas, por lo que será clave garantizar una planificación con criterios de sostenibilidad. Para Canarias, el gasoducto es una oportunidad, pero también un nuevo tablero en el que jugar con cautela.

Ambición continental

El NMGP tiene una doble vocación: africana y europea. Para el continente, permitirá a millones de personas acceder a energía más asequible y estable, favoreciendo la industrialización y el crecimiento económico en zonas con déficit energético crónico. Para Europa, representa una alternativa clave de suministro en un contexto de diversificación tras la crisis del gas ruso.

Marruecos se posiciona como un hub energético regional, al enlazar el NMGP con otros sistemas gasistas como el Magreb-Europa (hoy en desuso) y las plantas de gas natural licuado (GNL) en proyecto. Nigeria, por su parte, busca monetizar sus enormes reservas de gas natural y reducir su dependencia del petróleo.

El proyecto ha recibido interés financiero internacional, con compromisos preliminares de inversión por parte de instituciones multilaterales como el Banco Islámico de Desarrollo, el Banco Europeo de Inversiones, el Fondo OPEP para el Desarrollo Internacional, y gobiernos como Estados Unidos y Emiratos Árabes Unidos, que ven en el gasoducto una oportunidad geoestratégica clave.

Nuevo pulso energético

El inicio de las obras en Marruecos tiene también una lectura política. El país refuerza su papel de actor estratégico frente a su eterno rival Argelia, que promueve desde hace décadas el gasoducto Transahariano, cuya viabilidad sigue en entredicho por motivos de seguridad y financiación. El NMGP ofrece una ruta alternativa, más estable y aliada con el eje atlántico.

En paralelo, el trazado del gasoducto por territorios del Sáhara Occidental despierta críticas, ya que se trata de una zona en disputa no reconocida internacionalmente como parte de Marruecos. Sin embargo, Rabat ha integrado este tramo como clave en su estrategia de desarrollo e integración económica del sur.

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Operarios trabajan en un gaseoducto. / EFE

China, presente

El gasoducto Nigeria-Marruecos cuenta con aliados estratégicos. El grupo siderúrgico chino Jingye Group, uno de los principales actores del sector a nivel global, suministrará acero de alta calidad para la construcción de la infraestructura. Según anunció Zhang Yuanyuan, subdirector del departamento de marketing internacional, será clave la participación de su filial Jingye British Steel, especializada en grandes proyectos de ingeniería desde su adquisición en 2020. Esta unidad aportará soluciones técnicas a medida y materiales avanzados para los tramos más complejos del gasoducto.

Con el inicio de las obras, África pone en marcha un proyecto que no solo canaliza gas: canaliza ambición, cooperación y soberanía. El gasoducto Nigeria-Marruecos es ya mucho más que una infraestructura energética. Es una apuesta política, económica y geoestratégica que puede redefinir la relación entre el continente y el resto del mundo.