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Los profesores deben extremar el cuidado de la voz, su herramienta de trabajo

Una inadecuada higiene vocal o agentes externos pueden provocar una serie de trastornos que limiten su acción

Fernando Baquero

2 minutos

Un docente se dirige a sus alumnos/ PEXELS

La voz es el instrumento de comunicación por excelencia del ser humano. Es una forma de expresión artística e incluso una herramienta de trabajo para numerosos profesionales. Sin embargo, una inadecuada utilización puede llegar a provocar un deterioro que puede desembocar en una serie de trastornos.

Su uso continuado durante varias horas al día, el ruido, las condiciones ambientales (temperatura, humedad y ventilación), el polvo, la acústica de las aulas o el estrés, entre otros, inevitablemente pasan factura. La voz acaba deteriorándose, perdiendo claridad y potencia.

Síntomas de una disfonía

La falta de conocimientos sobre higiene vocal, especialmente en aquellos que hacen un uso profesional de la voz, es un factor que provoca la aparición de disfonías. Esta afección es la pérdida del timbre normal de la voz por un trastorno funcional u orgánico de la laringe.

En su mayoría, los problemas de la voz se manifiestan por la presencia de ronquera, carraspera, aspereza, etc. Las personas afectadas presentan cambios en el tono, afonía e, incluso, dolor agudo o sordo asociado con el uso de la voz. La aparición de sangre en la saliva o en la mucosidad indica la existencia de un problema más serio.

El gremio más afectado

Los docentes son el colectivo más afectado por enfermedades de la voz, hasta el punto de que se calcula que el 75% de los docentes ha sufrido disfonía en algún momento de su trayectoria profesional. 

Precisamente, este viernes, 27 de septiembre, se celebra el Día del Maestro en España y Quirónsalud Tenerife recuerda la importancia de una buena higiene vocal para prevenir enfermedades.

Diez consejos para cuidar la voz

 

  • Eliminar el consumo de tabaco, que afecta a la mucosa que recubre la faringe.
  • Reducir el estrés.
  • Beber unos dos litros de agua al día.
  • Utilizar el tono y el volumen adecuados (no chillar ni susurrar). No intentar superar el ruido ambiental con la voz.
  • Evitar los productos que irritan la garganta, como el alcohol y los alimentos y bebidas muy fríos o muy calientes.
  • Eludir ambientes llenos de humo y/o mucho polvo.
  • Mantener una postura corporal correcta que evite tensiones en el cuello y la cara. Cuando no quede más remedio que gritar, la mejor forma de no dañar las cuerdas vocales es hacerlo con el máximo apoyo abdominal para reducir al mínimo la tensión en el cuello.
  • No carraspear. Si se siente la necesidad de hacerlo es preferible toser de forma suave para despejar la garganta.
  • Utilizar otros recursos. En el caso específico de los docentes, es recomendable servirse de sonidos para llamar la atención (palmadas, silbidos, timbres) y apoyarse en material audiovisual en el aula. También es importante evitar hablar de forma prolongada a larga distancia, como ocurre en todos los patios de recreo.
  • Aprender técnicas de proyección vocal para hacerse oír sin tener que subir el tono de voz y que ayuden a prevenir patologías orgánicas de las cuerdas vocales. Para ello, es vital entrenarse bajo la dirección de un logopeda para reducir tensiones innecesarias en el sistema fonatorio.